TecnoHumanismo. Revista Científica
Mayo 2021
Volumen 1 / Número 4
ISSN: 2710-2394
Covid-19: Repercusiones en la educación
universitaria
Covid-19: Impact on University Education
Walter Humberto Gallegos Elias
https://orcid.org/0000-0002-0187-3474
Hugo Eliazar Maldonado Espinoza
https://orcid.org/0000-0003-0834-2139
Juan Henrry Añanca Rojas
https://orcid.org/0000-0002-4628-3873
Resumen
Desde el comienzo de la pandemia se han generado
cambios muy drásticos en la vida de todas las personas, impactando de manera
desfavorable en los estudiantes universitarios en todo el mundo. La pandemia
ocasionó la suspensión de la enseñanza presencial, por lo que se buscaron
alternativas para continuar el proceso docente-educativo aún en condiciones de
restricciones, aislamiento social, entre otros inconvenientes. La vida de los
estudiantes universitarios de igual manera ha cambiado radicalmente debido a la
coyuntura actual y a las reformas que ésta ha generado. Por este motivo, muchas
de ellas han cambiado su modalidad a netamente virtual. Según este contexto, la
presente investigación busca analizar las repercusiones en los estudiantes en
el marco de la cuarentena por COVID-19.
Palabras claves: Educación virtual; COVID-19; Estudiante
universitario.
Abstract
Since the beginning of the pandemic, very drastic changes have been generated in the lives of all people, with an unfavourable impact on university students around the world. The pandemic caused the suspension of face-to-face teaching, so alternatives were sought to continue the teaching-educational process even under conditions of restrictions, social isolation, among other inconveniences. The life of university students has also changed radically due to the current situation and the reforms it has generated. For this reason, many of them have changed their modality to a purely virtual one. In this context, the present research seeks to analyse the repercussions on students within the framework of the COVID-19 quarantine.
Keywords: Virtual
education; COVID-19; University student.
1.
Introducción
Desde los inicios, la
humanidad ha tenido que ir pasando por cambios abruptos y repentinos que han
sido causa del replanteamiento de sus modelos de vida. La coyuntura actual, se
ha marcado por la existencia de una nueva pandemia mundial, que como resultado
ha alterado en muchas formas la vida cotidiana de todos peruanos del siglo XXI,
siendo uno de los más ampliamente afectados, sin duda, la educación
universitaria. De esta manera, la pandemia del COVID-19 ha obligado a los
centros de educación universitaria a postergar las clases dictadas
presencialmente y a reemplazarlas por ciclos netamente virtuales (La República
2020, párr. 1). Circunstancias como esta parece revalidar lo mencionado por Chiecher, Donolo y Rinaudo (2005, p. 3) cuando resaltan la importancia de preparar
a los estudiantes universitarios a emplear nuevas modalidades para recibir sus
clases, en especial en el uso de la tecnología. Mucho se ha escrito sobre la
creciente educación virtual y sus ventajas en la educación superior. Sin
embargo, la gran mayoría de las universidades peruanas no se encontraban
preparadas para afrontar el desafío de una educación no presencial. En especial
cuando ella fue fruto de una adaptación forzosa. Ella no solo nos recuerda las carencias
del sistema de educación superior.
Diversos son los
autores que han estudiado y evaluado
diversas medidas para obtener una
buena experiencia en aulas virtuales. Autores como Area y Adell (2009, p. 8) se
centran, en especial, en la comunicación e interacción entre los agentes
involucrados en el e-learning, porque
en esta se encuentra el éxito de la educación netamente virtual. Los autores antes
ya mencionados señalan que las problemáticas actuales de las clases virtuales
giran en torno a la calidad de la educación impartida de forma virtual. Por su
parte, Lara (2001) enfatiza el carácter diverso de las estrategias didácticas
en un entorno virtual y clasifica los recursos en sincrónicos y asincrónicos.
Además, propone que se deben utilizar lo mejor de ambos recursos para obtener
una mayor productividad en la educación no presencial. Chumpitaz (2002, p. 84)
estudia tanto al docente como al alumno virtual y ofrece interesantes alcances
sobre las funciones y características de cada uno de estos para una experiencia
virtual fructífera. Sin embargo, a diferencia de los autores antes citados, es
Gagliardi (2020, p. 4) quien se cuestiona sobre algunos de los problemas que
los estudiantes podrían presentar en un aula virtual. Los factores como la
disponibilidad de recursos tecnológicos y la calidad de estos son recogidos por
la autora como conceptos que se tienen que tomar en cuenta para el buen
desenvolvimiento de los estudiantes en el nuevo reto de una virtualización de
las aulas inesperada y difícil.
Estudios como el presente articulo ayudan a comprender y mejorar las condiciones que actualmente los universitarios enfrentan en la cuarentena. Además, podrían ser utilizadas para formar parte de base de investigaciones futuras para una implementación definitiva de la educación no presencial en los centros de educación universitaria.
2.
Metodología
La metodología que se utilizó consta de una búsqueda de información a base de papers, revistas, análisis de aplicaciones actuales y páginas web especializadas para entender su funcionamiento, el nivel de desarrollo obtenido en la actualidad y cuáles son sus principales aplicaciones. Además, se han empleado análisis de modelos estratégicos acordes para analizar el atractivo de las industrias en la adopción de la tecnología y así determinar a través de modelos de análisis de negocio cuáles son las industrias en que tendrá mayor incidencia.
La búsqueda de
la información para la revisión de literatura se hizo consultando las
siguientes bases de datos como son, Scopus, Proquest y Google Académico para encontrar revistas del más
alto nivel científico. Asimismo, cabe mencionar que para la realización de lo
mencionado se emplearon también palabras clave como educación virtual; COVID-19; Estudiante
universitario.
Cada uno de estos descriptores se combinaron entre sí durante la búsqueda utilizando los operadores boléanos “and” y “or”. Además, algunos de los criterios o filtros que se utilizaron para hacer muchos más específica la búsqueda y ser más precisos con los documentos encontrados en las diferentes bases de datos consultadas fueron: que sean artículos de revistas, y la antigüedad de la publicación que no sea mayor a 5 años.
Toda la información previa relacionada a los filtros aplicados y las especificaciones sirvieron como criterios de inclusión, es decir que sean artículos publicados en revistas científicas, que no excedan los cinco años de antigüedad, que la temática guarde relación con las variables de creatividad artística y tiempos de pandemia. Se excluyeron, en tanto, todos los documentos que no respetaran lo postulado así como aquellos que estaban incompletos o que tenían enlaces averiados.
3.
Resultados y discusión
3.1.
Nociones básicas
Educación virtual no
presencial
El método de educación no
presencial, cuya principal característica es la carencia del factor de
temporalidad, no es algo nuevo en el mundo. La aparición de esta se remonta
años atrás, después de la aparición de educación por correspondencia, radio y
televisión. La educación a distancia, naturalmente, es más susceptible a la
incorporación de las nuevas tecnologías que su predecesora, la educación
presencial (Ruiz y Domínguez, 2007).
El método de enseñanza
presencial se caracteriza por tener al alumno y al profesor en el mismo espacio
temporal y físico (Cursi, 2003). A diferencia de la enseñanza clásico, en la
que el instructor es la primordial fuente de información, en la modalidad a
distancia el alumno se convierte en el adquisidor activo del entendimiento, en
lo que el maestro consigue un papel de orientador.
La enseñanza virtual se ha
convertido en una modalidad de enseñanza no presencial que se asocia a la
implementación de tecnologías de la información y la comunicación para la
construcción de la enseñanza-aprendizaje. Frecuenta ser percibida como un
sistema de aprendizaje innovador, con base en la red en línea, que ha roto con
las brechas de tiempo y de espacio que suponen la enseñanza presencial (Garrison y Anderson, citado por Azuaje, 2012, Llopiz, Andreu, Gónzalez,
Alberca, Fuster-Guillén y Palacios-Garay, 2020). Siguiendo el cumplimiento de
lo expresado por los autores, la enseñanza virtual coopera a los planteado por
Thomas y Loxley (2007) ambos manifiestan que una
enseñanza de carácter inclusivo involucra la democratización de la enseñanza.
No obstante, el entorno de postergación de clases presenciales obligó a las
instituciones de enseñanza mayor a llevar a cabo la enseñanza virtual de una
forma acelerada. Aun cuando ciertos universitarios se han observado
beneficiados con el acortamiento de las brechas mencionadas por los autores,
son bastantes los dañados por otro tipo de brechas, de naturaleza social y
digital. Chaves (2017) plantea que, en la llamada sociedad del entendimiento, la
enseñanza clásica aún muestra deficiencias en lo en cuanto a la utilización de
TIC y al alcance y calidad de dichos. Postulados como el anterior son exactos
en tiempos de enfermedad pandémica, donde dichas deficiencias se acentúan.
Rol profesor – estudiante en la educación virtual
Si bien la evaluación de que
la sociedad propició el principio de las clases virtuales, la enfermedad
pandémica del coronavirus ha obligado tanto a los maestros como a los alumnos a
ajustarse a una enseñanza 100% virtualizada. Ello, paralelamente, ha implicado
un cambio en las tácticas de aprendizaje y educación de dichos, además de una
redefinición de sus papeles.
En la situación de los
docentes, varios autores ya han reconocido, e inclusive usado, un nuevo
vocabulario que sustituye el término “profesor” por “tutor” para conceptualizar
al profesor en salas virtuales (Chaupart, Corredor y
Marín, 1998, Silva, 2010). El concepto involucra una transformación en la
metodología y papel que comunmente desempeñan los
docentes. En este cambio, el instructor deja de ser la primordial o exclusiva
fuente de información verídica, puesto que los alumnos poseen actualmente
infinidad de fuentes de esta, para ser un orientador del alumno, quien
construye sus conocimientos en grupo con este (Silva, 2010, Bolívar y Dávila,
2016). Ello involucra, como estamos de consenso, un conveniente entendimiento y
funcionamiento de las TIC y demás artefactos tecnológicos para una buena
orientación de los alumnos (Coll, 2008, Gros y Silva,
2005). Alonso y Blázquez (2016) resumen las funcionalidades del maestro virtual
en funcionalidad profesor, elaborando materiales didácticos, funcionalidad de
orientación, desempeñando tácticas fundamentadas en la empatía y comprensión
que posibiliten el aprendizaje, y funcionalidad técnica, conociendo los
conceptos básicos para la implementación de TIC.
Considerando el entorno
presente que por sí mismo perjudica la salud psicológica de los individuos, es
fundamental que el maestro enseñe teniendo presente la capacidad de orientación
mencionada por los autores, con empatía y fervor a los universitarios. Ello,
puesto que, ahora más que jamás, es imperante una enseñanza a partir de la
ética de la vida que forme posturas causantes para el desarrollo de una
sociedad más justa (Novoa y Pirela, 2020).
Así mismo, el término para
conceptualizar a un estudiante en salas virtuales cambia, transformándose de
“estudiante” a “aprendiz”, con todo lo cual ello connota (Chaupart,
Corredor y Marín, 1998). El “aprendiz" se diferencia del “estudiante” en
que el primero es el prota en el nuevo modelo educativo. De esta forma, los
estudiantes dejan de ser básicas receptores de información para ser los
constructores de sus propios conceptos, orientados por el tutor (Chaupart, Corredor y Marín, 1998). Lo previamente dicho
involucra una optimización en la funcionalidad de organización y de la
autodisciplina en los alumnos, gracias a la independencia que dichos disponen (Rugeles, Mora y Metaute, 2015).
Asimismo, se incrementa la necesidad de un alumno capaz de lidiar con la
incertidumbre y ambigüedad que implica el tener distintas fuentes de
entendimiento (Bautista, Borges y Forés, 2006).
Con relación a la deserción de
estudiantes virtuales, La Madriz (2016, p. 23) asegura lo próximo:
Si bien es cierto que, la
utilización de los espacios virtuales de aprendizaje permite más grande ingreso
a la enseñanza y optimización las oportunidades de obtener información, estas
no sustituyen todos los recursos pedagógicos clásicos, sino que precisamente
incrementan y diversifican las modalidades del aprendizaje, lo cual deja en
prueba que es un desafío para las universidades, apartamentos o cátedras que
oferten este sistema virtual de enseñanza, reducir los índices de deserción de
estos ámbitos, reto que pasa por tener en cuenta los papeles de los
competidores en el proceso, las propuestas y tácticas de educación, los medios
u objetos de educación, así como la composición y diseño de la plata- forma
educativa, en funcionalidad a que se adapten a las necesidades recientes y futuras
de los usuarios.
Si tomamos presente la
coyuntura en la que se empezaron las clases virtuales y los efectos que esta
tendría a futuro, además de la velocidad con la que se empezó el proceso de
habituación de estas, los desafíos a los que el creador hace referencia, que
podrían terminar en deserción, se intensifican y se expanden.
IMPLICACIONES DE LA RESPUESTAS A LA PANDEMIA PARA LAS INSTITUCIONES Y SISTEMAS
Retos inmediatos a confrontar:
Retos a largo plazo
ACCIONES Y CONSIDERACIONES
Algunas consideraciones y acciones institucionales que se pueden seguir al mismo tiempo que se trabaja hacia la adaptación a los cambios en la educación terciaria.
Acciones inmediatas /Consideraciones:
Cierres institucionales:
Oferta de los cursos:
Investigación (cuando sea relevante):
Prepararse para el próximo año académico:
Mantenimiento de operaciones organizacionales:
CONSIDERACIONES A LARGO PLAZO PARA LOS GOBIERNOS:
HABILITACIÒN DE EDUCACIÒN “ONLINE” Y A DISTANCIA PARA LA EDUCACIÒN TERCIARIA
Convertir la oferta tradicional a una online:
En respuesta a la crisis del COVID-19, muchos países e instituciones de educación terciaria han sido capaces de transformar sus operaciones “online” de manera relativamente rápida. Una razón para que algunos se hayan adaptado más rápido es que ya habían hecho inversiones en conectividad digital hace algunos años o décadas.
ACCIONES PARA LOS LÌDERES EN EL CORTO Y MEDIANO PLAZO
SOSTENER NUESTROS VALORES DURANTE LA CRISIS
Las comunidades de educación superior importan en gran medida en esta etapa de pandemia y crisis. Son las máquinas de producción de conocimientos, descubrimientos, innovación, habilidades para el desarrollo, preservación cultural y progreso nacional (y diría de la producción de profesionales e investigadores).
Pero para tener comunidades saludables hay que tener valores de base y nucleares: acceso equitativo, rendición de cuentas, libertad académica, autonomía institucional y responsabilidad social.
En la carrera para responder a los cambios inmediatos –eliminando los caminos del contagio de la pandemia, cerrando instituciones y haciendo muchos esfuerzos en la enseñanza, el aprendizaje y la investigación– es fácil enfocarse en las ofertas y respuestas que se tienen que dar. ¿Cómo enseñamos a aquellos que quieren aprender? ¿Cómo apoyamos para que continúe la investigación? Esto es lo lógico e importante como primera respuesta. Es imperativo, sin embargo, pensar más allá de las necesidades urgentes y de sobrevivencia, y mantener un ojo en los valores de la educación terciaria, para no dejarse abatir y continuar con la misión de la educación superior.
Los aprendizajes a distancia y “online” han forzado a una adaptación masiva sobre cómo distribuir información y cómo los estudiantes deben aprender. Los estudiantes con retos de aprendizaje se dejan atrás, así como los estudiantes con discapacidades. Las instituciones lejos de los centros urbanos se dejan de lado. Esto ya era verdad antes de la pandemia, pero lo que sucede con la pandemia es que se exacerba la velocidad a la cual las disparidades afectan la persistencia estudiantil y la sobrevivencia de las instituciones.
Los líderes educativos deben ver y producir evidencia de las ciencias educativas y de las innovaciones tecnológicas, para asegurar que estos cambios de enseñanza “online” y plataformas de distribución de información realmente son una promesa para el desarrollo de aprendizajes y habilidades. Se debe analizar la eficacia y entender mejor lo que funciona y para quién funciona.
Al hacer esto, y mientras lideran sus sistemas educativos en un mundo postcrisis, los que hacen las políticas, y los ejecutores de las mismas, necesitan enfocar sus esfuerzos en las estudiantes más vulnerables, asegurando que las soluciones de enseñanza y aprendizaje, las ayudas tecnológicas, la inversión en infraestructura, se orienten hacia aquellos estudiantes involucrados y conectados y apoyar sus procesos y resultados.
4.
Conclusiones
Previo a la enfermedad pandémica del coronavirus, el planeta ya estaba
experimentando una crisis educativa. Y la crisis no estaba distribuida
igualmente: esos que viven en situación de mayor desventaja poseen un peor
ingreso a la escolaridad, más grandes tasas de deserción estudiantil y más
grandes déficits de aprendizaje.
La enfermedad pandémica del coronavirus ya ha provocado impactos profundos
en la enseñanza, a partir del instante en que se cerraron las escuelas de todo
el mundo en la más grande conmoción que hayamos experimentado de forma
simultánea en nuestras propias vidas. El mal va a ser todavía más severo
mientras la emergencia sanitaria se traduzca en una fuerte recesión universal.
El efecto ocasionado por el cierre de escuelas conducirá a una pérdida de
aprendizajes, un crecimiento en la deserción estudiantil y una más grande
diferencia; el efecto económico exacerbará el mal, al deprimir la oferta y la
demanda educativa, a la vez que provocará perjuicios a los domicilios; y todo
ello significará un precio a extenso plazo en términos de acumulación de
capital humano, prospectos de desarrollo y confort.
No obstante, si las naciones se mueven con velocidad para ayudar la
continuidad del aprendizaje, podrían mitigar los perjuicios, por lo menos parcialmente.
Y con el planeamiento y las políticas adecuados podrían aprovechar esta crisis
como una oportunidad para desarrollar sistemas educativos más inclusivos,
eficientes y resilientes. Las políticas que surjan para lograrlo tienen la
posibilidad de resumirse en 3 etapas que se sobreponen: Afrontamiento,
Desempeño de la Continuidad, y Agilizar el Aprendizaje.
A lo extenso de la etapa de Afrontamiento muchas naciones implementaron de
forma innovadora el aprendizaje a distancia. No obstante, ya que las naciones
no se encontraban preparados para un efecto negativo como este, todos
permanecen aprendiendo en todo el camino que tienen que intentar de usar
diferentes plata- maneras que les permitan llegar a la más grande porción
viable de alumnos. Y este es el desafío crítico. Si no se cuenta con políticas
explícitas para llegar a los domicilios más vulnerables, solamente las familias
de elevados recursos económicos y con buen grado educativo van a ser capaces de
confrontar las secuelas.
Una vez que se se encuentre en la etapa de
Desempeño de la Continuidad, los sistemas educativos tienen que intentar eludir
las reducciones peligrosas (y probablemente irreversibles) respecto a
matrículas y para cerrar las brechas de aprendizaje que, posiblemente, se hayan
ampliado a lo extenso de el cierre. Los esfuerzos de- ben orientarse a
indemnizar la época perdido para eludir impactos permanentes sobre el capital
humano de chicos y adolescentes en la actualidad en edad estudiantil. Esto
necesitará de una secuencia de medidas dirigidas a revertir las pérdidas en los
aprendizajes, a partir de evaluaciones mejoradas del salón de clase hasta
pedagogías focaliza- provees en la ayuda a grado sistema. Además, se
necesitarán recursos fundamentales, a la vez que tienen que protegerse los
presupuestos de enseñanza en un rato en que las familias cuentan con menos
ingresos accesibles para favorecer la enseñanza en el hogar y las solicitudes
del sistema público posiblemente se aumenten.
No obstante, de la mano de la contestación y las in- novaciones originadas
por la crisis, viene una enorme posibilidad para desarrollar sistemas
educativos más fuertes y equitativos que Anteriormente a
lo largo de la etapa de Apresurar el Aprendizaje. Después de la pandemia, el
colegio va a ser distinta. varios actores—padres, profesores, medios de
comunicación, régimen y otros—habrán cambiado sus opiniones y percepciones
acerca del papel que poseen en el proceso de educación. Ejemplificando, los
papás comprenderán mejor la necesidad de laborar de forma conjunta con las
escuelas para impulsar la enseñanza de sus hijos, en lo que los medios de
comunicación comprenderán el crítico papel que todavía poseen la TV y la radio
y su inmensa responsabilidad. Habrá una mejor comprensión sobre la separación
digital: tanto las diferencias en la entrada al hardware, la conectividad y el
programa conveniente, como además acerca del gran déficit de docentes que
tengan capacidades digitales. Muchas brechas de equidad habrán sido puestas en
prueba, y la necesidad urgente de actuar sobre las mismas quedará más clara.
Asimismo, las innovaciones generadas en las etapas de Afrontamiento y Desempeño
de la Continuidad habrán demostrado lo cual puede hacerse una vez que las
naciones se centran en enfoques más efectivos y equitativos para cerrar las
brechas de aprendizaje para todos los chicos. Las comunidades, por
consiguiente, poseen una verdadera posibilidad de “reconstruir mejor” y de usar
las tácticas más efectivas de recuperación frente a la crisis como base para
mejoras a largo plazo.
5.
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