Agosto 2021
Volumen 1 / Número 7
ISSN: 2710-2394
https://tecnohumanismo.online
La Resiliencia, en Mujeres Victimas de Violencia
The Resilience in Women Victims of Violence
Resiliência, em Mulheres Vítimas de Violência
Deysi Manuela, Lazo
Ancajima 1
1Magister
1,2 UNIVERSIDAD CÉSAR
VALLEJO
Email: 1dlazoa@ucvvirtual.esu.pe
https://orcid.org/0000-0001-9671-9957
Piura, Perú
Resumen
La resiliencia es una característica que desarrollan algunas personas, esta les permite enfrentar estas situaciones adversas, sobreponerse e intentar seguir en un ritmo de vida favorable, siendo especialmente importante cuando las situaciones son de violencia. Esta investigación tiene por objetivo general analizar la resiliencia, en mujeres víctimas de violencia. La metodología empleada se basó en un diseño bibliográfico de tipo documental. Los resultados obtenidos dan cuenta de la importancia de aplicar resiliencia a mujeres víctimas de violencia para la recuperación de su salud y ser nuevamente parte de la sociedad como conclusión se tiene que la resiliencia potencia las características de las personas que le permitirán salir airosas de y fortalecidas de las situaciones de peligro que vivieron.
Palabras Clave: Violencia,
Mujeres, discriminación, resiliencia
Abstract
The
resilience is a characteristic that some people who, it allows them to face
these adverse situations, overcome and try to continue with their life. This research has for objective to analyze interventions using resilience in
women victims of violence. The methodology used was based on a bibliographic
design of the documentary type. The results obtained show the importance of
applying resilience to women who are victims of violence for the recovery of
their health and to be part of society again, as a conclusion it is necessary
that resilience enhances the characteristics of the people that will allow them
to emerge successfully from and strengthened of the dangerous situations they
experienced.
Keywords:
Violence, Women,
discrimination, resilience
Introducción
La violencia en el mundo ha existido desde que el
hombre hizo su aparición sobre la faz de la tierra, desde tiempos inmemoriales,
las diferencias han sido parte de esa energía maligna que impulsa al ser humano
a querer hacer daño a quienes nos parecen distintos, estas particularidades en
muchos casos entendidas como superioridad física o intelectual, lleva a hacerle
daño a otros, es allí donde la violencia hace su aparición como arma o
mecanismo de imposición de nuestros criterios, según la Organizacion Mundial de la Salud OMS (2014)
la violencia se puede definir como:
El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de
hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad,
que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños
psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones (OMS, 2014)
Según la OMS (2014) clasifica
la violencia en tres categorías generales, según las características de los que
cometen el acto de violencia:, la violencia autoinfligida (comportamiento
suicida y autolesiones), la violencia interpersonal (violencia familiar, que
incluye menores, pareja y ancianos; así como violencia entre personas sin
parentesco) y la violencia colectiva (social, política y económica).
La violencia se presenta en
distintos ámbitos, en el trabajo puede ocurrir maltrato físico y psíquico como
por ejemplo: acoso sexual, intimidación, amenazas, humillaciones, menosprecio,
así como también violencia contra la pareja y esta es una
de las formas más comunes de violencia contra la mujer, normalmente es
infligida por su marido o pareja masculina. Esto contrasta sobremanera con la
situación de los hombres, mucho más expuestos a sufrir agresiones de extraños o
de conocidos que de personas de su círculo íntimo. Este comportamiento incluye:
agresiones físicas: abofetear, golpear con los puños, patear, maltrato
psíquico: mediante intimidación, denigración y humillación constantes, relaciones
sexuales forzadas y otras formas de coacción sexual, diversos comportamientos
dominantes: por ejemplo, aislar a una persona de su familia y amigos, vigilar
sus movimientos y restringir su acceso a la información o asistencia. Un
porcentaje alto de las mujeres agredidas físicamente también habían sido
maltratadas sexualmente por su pareja.
Dentro de las consecuencias sobre la salud femenina producto
de la violencia pueden llegar a padecer alteraciones psíquicas y mentales como
el abuso de alcohol y otras drogas, depresión y ansiedad, trastornos de los
hábitos alimentarios y del sueño, Sentimientos de vergüenza y culpabilidad, fobias
y trastorno por pánico, inactividad física, poca autoestima, e inclusive trastorno
por estrés postraumático, entre otros.
Según Da Silva, García y Sousa (2019) la
violencia contra las mujeres es la historia de la civilización, no existen
evidencias conocidas de una sociedad donde la misoginia y la violencia
sistemática contra la mujer no haya existido. La historia de la violencia
contra la mujer de manera deliberada está arraigada en lo más profundo de la
cultura occidental.
La violencia es fruto de la voluntad y capacidad que
los sujetos tienen sobre el control de otros sujetos. Voluntad, libertad -sea
ésta de pensamiento o movimiento producción / reproducción y corporalidad son
algunos de los espacios del sujeto humano que son usurpados y controlados
mediante la violencia. La vulnerabilidad que genera esa usurpación conduce al
sufrimiento y como no a la pérdida de la dignidad humana. La violencia es
colectiva, es social y conductual. Ejercicio de poder y deseo. Domina todos los
espacios sociales y establece lenguajes que diferencian la forma en la que nos
constituimos.
Lo que hoy en día se conoce como violencia contra la
mujer no es una situación hija de la modernidad, sino que es una herencia tan
antigua como lo son los estados de poder patriarcales.
La posesión sigue siendo uno de los argumentos de la
violencia contra la mujer, sea ésta originada por la idea de posesión carnal
-violencia sexual-, posesión sentimental-acoso y violencia amorosa, posesión
psicológica y control -violencia psicológica, posesión administrativa y
ciudadana -violencia administrativa o estatal-, posesión reproductiva
-violencia sexual, rapto y matrimonio forzado- y como no posesión de la vida de
una persona -violencia fáctica, asesinato-. En todas estas posesiones se
encuentra el reflejo de la división clásica que se hacía de los cuerpos en
cuanto a objeto de poder del varón: cuerpos para la procreación, cuerpos para
el deseo (Da
Silva et al. 2019)
Una capacidad o característica que deben tener las
personas para salir airosos al ser tocados por la violencia es la resiliencia. Para comprender el desarrollo y abordaje del
término resiliencia a lo largo del tiempo, y la implicancia que tiene este
último en la actualidad, es necesario realizar una reseña acerca de las
diferentes definiciones, donde la
palabra resiliencia proviene del latín resilio y es utilizada en el campo de la
física para describir el proceso por el cual un material vuelve a su estado
anterior, esto significa volver, rebotar, saltar hacia atrás, ser repelido o
surgir. Luego extraído para ser usado con los humanos, no tiene una definición
única ni estática, lo que implica que está en permanente desarrollo. Según García y
Domínguez citado por Fraga (2016) se pueden tener varias tipos de definición, Pero
más allá de una definición general, se encuentran también modos de agrupar las
diferentes definiciones como se muestran en la Tabla 1.
Tabla 1
Definiciones de resiliencia agrupadas de varios
autores
Grupo |
Definición |
Relacionan el
fenómeno con el componente de adaptabilidad. |
Expresa que la resiliencia es considerada como la adaptación exitosa
de un individuo, estando expuesto este a factores de riesgo, Principalmente
de orden biológico; pero implica también, poseer una baja susceptibilidad del
sujeto ante futuros estresores. |
Incluyen el
concepto de capacidad o habilidad |
Toma como ejemplo la definición de Grotberg(1995), el cual plantea la
resiliencia como una capacidad humana universal, que permite enfrentar las
adversidades de la vida, poder superarlas y transformarse a partir de ello.
Se refiere a ella también como parte del proceso evolutivo y que puede ser
aprendida y desarrollada desde la infancia. |
Enfatizan la
conjunción de elementos internos y externos |
Según Vanistendael (1994), en la resiliencia se encuentran dos componentes, por un lado, la resistencia frente a la
destrucción, y por otro, la capacidad de poder construir conductas positivas
a pesar de la experiencia difícil. |
Definen la
resiliencia como adaptación y como proceso |
Según Rutter (1992) la resiliencia forma parte de un conjunto de
procesos, que son a la vez sociales e intra psíquicos, y que hacen posible que
el sujeto tenga una vida sana dentro de un contexto desfavorable. Estos
procesos se combinan en el tiempo y se encuentran en permanente interacción,
concluyendo que no es un atributo que el niño posee desde su nacimiento, sino
que se va desarrollando. |
Fuente: Elaboración propia
En estas definiciones se
consideran aspectos centrales de la vida del individuo; tomar sólo algunos
aspectos que las integran no permitiría comprender la dimensión de la
resiliencia, y por ende la importancia que tiene el desarrollo de la vida de
las personas.
Conceptos como adaptación y
proceso, los cuales son tomados por diversos autores, forman parte a su vez de
diversos procesos psicológicos que experimenta el sujeto expuesto a la
adversidad. Se puede entender el proceso como condición propia del ser bio-psico-social,
que busca la adaptación constante, siendo la resiliencia el resultado de ello.
En este sentido, esta
investigación tiene por objetivo general analizar las intervenciones utilizando
la resiliencia, en mujeres víctimas de violencia. La metodología empleada se
basó en un diseño bibliográfico de tipo documental.
Metodología
Esta Investigación se
realizó basándose en un diseño bibliográfico de tipo documental. El trabajo se
fundamenta en la revisión sistemática, rigurosa y profunda de material
documental de cualquier clase, donde se efectúa un proceso de abstracción
científica, generalizando sobre la base de lo fundamental, partiendo de forma
ordenada y con objetivos precisos. (Palella y Martins, 2010) La investigación documental
se concreta exclusivamente en la recopilación de información de diversas
fuentes, con el objeto de organizarla describirla e interpretarla de
acuerdo con ciertos procedimientos que
garanticen confiabilidad y objetividad en la presentación de los resultados
(Palella y Martins, 2010). Para lograr este propósito se utilizaron
herramientas como textos, documentos y artículos científicos publicados
disponibles en la web.
Los objetivos de esta
investigación se basaron en definir y establecer la importancia de la
resiliencia en personas, detallar cual es el aporte de la resiliencia a
las víctimas de violencia, detallar los
tipos de violencia aplicadas a las mujeres, definir las características de las
mujeres víctimas de violencia, analizar el uso de la resiliencia en mujeres
víctimas de violencia.
Resultados
y discusión
Para Fergus y Zimmerman
citado por Fraga (2016), se refieren a la resiliencia como aquel proceso vinculado a superar
los efectos negativos después de haber estado expuesto al riesgo y afrontar de
manera exitosa la experiencia traumática. Plantean también factores de riesgo y
de protección. Este último es el que ayuda a reducir o evitar los efectos
negativos y lograr así resultados positivos. En la tabla 2 se presenta otra
manera de definir a la resiliencia según sus dimensiones.
Tabla 2
Definición de resiliencia según las dimensiones
DEFINICIÓN CENTRADA EN: |
DIMENSIONES |
El individuo |
Se manejan
conceptos referentes al ámbito de la personalidad. |
El proceso |
Se centran en la interacción entre la personalidad y el medio ambiente |
El resultado |
Enfatizan la
superación de la adversidad, es decir el logro de un resultado positivo. |
Fuente:
elaboración propia
Como se puede observar,
definir la resiliencia dando cuenta de todas sus dimensiones y abarcando todos
sus aspectos resulta amplio, ya que se incluyen en cada modelo diferentes
concepciones así como distintos mecanismos psíquicos y emocionales.
En resumen, las distintas
definiciones enfatizan características de los sujetos tales como: habilidad,
adaptabilidad, baja susceptibilidad, enfrentamiento efectivo, capacidad, competencia,
resistencia a la destrucción, conductas vitales positivas, temperamento especial
y habilidades cognitivas, que desplegadas frente a situaciones estresantes,
hacen posible la resiliencia.
Para Fraga (2016) las
primeras investigaciones realizadas en torno a la resiliencia en los estados
unidos en niños y adultos que habían sufrido Violencia, notaron que los
programas de intervención tuvieron éxito, muy especialmente en jóvenes
problemáticos consumidores de drogas, Los primeros estudios fueron basados
entonces en las cualidades personales de los niños para establecer las
características resilientes.
Uno de estos estudios fue
hecho por la psicóloga estadounidense Emmy Werner donde se trató de establecer
qué factores intervinieron en el desarrollo de estos chicos, para poder definir
lo que Werner llamó “factores de resiliencia”. Se concluye que las primeras
experiencias en la vida del niño no son permanentes, es decir, no dejarían
marcas que no se pudieran revertir y que la resiliencia puede darse en
cualquier momento del desarrollo.
Para García y
Domínguez citado por Fraga (2016), la resiliencia se amplía hacia dos aspectos
fundamentales: Comienza a tener en cuenta la noción de “proceso”, implicando
una interacción dinámica e incluyendo en ella factores de riesgo. Y por otro
lado, tomando en cuenta el aspecto “adaptativo”, además se busca la forma de
promover la resiliencia de la manera más eficaz posible a partir de programas sociales.
Posteriormente se constituye así un modelo de resiliencia, organizando los
factores resilientes en tres niveles: individual, familiar y ambiental.
Las investigaciones demuestran que los factores
sociales, psicológicos y biológicos son los que influyen en los determinantes
de la resiliencia. Las variables conductuales, genéticas y biológicas se
combinan con las variables ambientales, dando o no, como resultado, una
respuesta resiliente en el sujeto.
Cuando el organismo, en cambio, se ve alterado por
cierto factor estresante, la resiliencia hace posible que regrese a un estado
previo, de forma de seguir su funcionamiento a nivel fisiológico y lograr la
adaptación.
La resiliencia desde una perspectiva psicosocial: Para
(Irurzun, Mezzadra, y Preuss, 2017; García
y Domínguez 2013). Si bien no existe una concepción
única, hablar de resiliencia hoy es hablar de un constructo teórico empleado
dentro de disciplinas tales como la psicología, sociología, antropología,
salud, trabajo social, economía y filosofía. Todas ellas tratan de estudiar la
resiliencia desde la infancia, pasando por la adolescencia hasta llegar a la
edad adulta.
Fínez, Morán, y Urchaga (2019),
estudiaron la resiliencia a traves de la edad y el sexo y aplicaron encuestas
entre hombres y mujeres de varios grupos etareos, siendo estos: Adolocentes (de
16 a 18 años), jovenes (de 19 a 25 años), adultos jovenes (de 26 a 45 años) y
adultos (de 46 a 65 años). El grupo de adolescentes
es el que obtiene puntuaciones más bajas en resiliencia, especialmente las
mujeres. Existen diferencias significativas entre los adolescentes y el grupo
de adultos- jóvenes que son los que obtienen las puntuaciones medias más
elevadas en resiliencia no habiendo diferencias significativas entre hombres y
mujeres. También existen diferencias significativas entre el grupo de
adolescentes y el grupo de adultos, las adolescentes son las que obtienen las
menores puntuaciones y las mujeres del grupo de adultos lasque obtienen las
puntuaciones más elevadas. Aunque no existen diferencias significativas en
función del sexo, se observó que en los grupos adolescentes, jóvenes y
adultos-jóvenes las medias de los varones son más elevadas que las de las
mujeres. En cambio, en el grupo de adultos son las mujeres las que obtienen una
media en resiliencia más elevada. La resiliencia se va incrementando desde la
adolescencia hasta llegar a su máximo en la etapa de adultos-jóvenes.
Comparando los estudios de Fínez et al. (2019)
con respecto a otros autores con respecto a la resiliencia y Edad: los resultados hallados en este estudio indican
que a medida que la edad se incrementa la resiliencia aumenta. Asimismo, en el
estudio realizado por García, González, Robles, Padilla, y Peralta (2019) no
se encontraron diferencias significativas en resiliencia en función de la edad.
En cuanto a la Resiliencia
y Sexo, en esta investigación no aparecieron diferencias significativas
entre varones y mujeres en resiliencia. En García et al. (2019)
tampoco se encontraron diferencias significativas en un estudio realizado con estudiantes
universitarios y población general española. En cambio en la investigación de Tsigkaropoulou et al. (2018) si
hallaron diferencias significativas en resiliencia a favor de los varones en
una muestra de 244sujetos sanos y 302 pacientes psiquiátricos griegos.
La mujer ha ido con el pasar del tiempo, ocupando roles cada vez más
importantes roles en la sociedad, pero aún no ha alcanzado la igualdad plena
con los hombre, desde un primer momento, por su debilidad física, fue tratada
con inferioridad, y relegada a tareas menos importantes a lo largo de la
historian (Quitumbo,
2019). La
mujer en la prehistoria se ocupaba de la preparación de los alimentos y de
cuido de los niños, cuando las tribus se asentaron también se ocupaba de la
siembra, el trabajo de la mujer también fue invisibilizado o menospreciado.
Según Cid (2015)
considera que la mujer estaba relegada a contribuir con las labores domésticas
o de mantenimiento. La mujer en la
antigüedad Así pues, en las primeras comunidades sedentarias, cuyo sustento
alimenticio provenía de la caza y la recolección, las mujeres cumplían con la
función de cosechar las frutas y los vegetales, mientras que los hombres debían
proveer la proteína por medio de la caza y la pesca (Cid, 2015).
Según Quitumbo (2019), los teólogos
argumentaban que los hombres y las mujeres participan de la esencia de Dios y las
labores agrícolas que ejecutaban las mujeres las hacían en condiciones iguales
a los hombres, pero el pago por estas era muy inferior el pastoreo de rebaños
también era ejercido por las mujeres pero a un pago ínfimo, la mujer en la edad
media debido a la explosión demográfica comienza a cobrar la importancia
económica que se le había negado en la antigüedad.
El aumento de las actividades industriales y
comerciales facilitó que se crearan nuevos puestos de trabajo que podían ser
ejercidos por mujeres. En parte, porque las máquinas que la ciencia comienza a
desarrollar le permiten hacer labores que antes requerían mucho más esfuerzo y
porque las actividades productivas exigían la mayor cantidad de mano de obra
económica posible. Claro está, el aporte de la mujer en la sociedad y en las
actividades laborales no era reconocido, de manera equitativa, en relación con
el hombre (Stuven,
2013).
Una vez iniciado el tránsito entre la edad media y la
edad moderna, la mujer puede acceder a ciertas libertades. Estaban facultadas, legalmente, para poseer
tierras, poseer negocios personales y reemplazar en las decisiones al marido,
cuando este se encuentre ausente (Stuven, 2013).
En la revolución Industrial emerge la industria
manufacturera donde la mayoría de los empleados eran mujeres. La revolución
francesa promovió los principios de dignidad, libertad e igualdad, que comienza
a cobijar a todo hombre y ciudadano, tuvieron que ser ampliados para que la
mujer fuese considerada un ser humano completo. La mujer ya no será asumida
como un ser susceptible de ser traficado, mal tratado o que requiere de
dirección y control, por parte de un hombre. La autonomía, la dignidad, la
libertad y la igualdad que le otorgaron a la mujer, los cambios sociales
logrados a partir de la Revolución Francesa solo se alcanzaron gracias al
reconocimiento de la importancia de la mujer en las sociedades.
Para Quitumbo (2019), la mujer
contemporánea ha tenido que abrirse camino en el reconocimiento no solo de sus
derechos, sino también de sus capacidades (intelectuales y laborales, por
ejemplo). A principios del siglo pasado, la mujer seguía relegada a las labores
domésticas y las que podían trabajar eran remuneradas de manera desigual frente
a hombres que desempeñaban las mismas funciones. La participación política de
la mujer se amplía hasta el punto de que en muchos países se incrementó la
ocupación de altos cargos públicos.
Alonso (2017) la resiliencia es
considerada un factor de protección de la salud. En este sentido, conocer los
factores que influyen en que las personas superen sus infortunios y traumas
provenientes de la violencia enfrenten al trauma de forma eficaz, y fomentar
estas potencialidades en todas las víctimas, incorporando estas herramientas a
los programas de asistencia, ayudará a aumentar la salud de la población. Por
lo tanto la resiliencia es una herramienta eficaz para la promoción de la salud
en la población. Por otro lado es muy importante potenciar la resiliencia del
personal que atiende a las mujeres víctimas de violencia. De este modo, permite
ampliar la mirada del profesional más allá de los síntomas de la víctima y
descubrir también los recursos que las personas tienen en su entorno para la
prevención y la promoción de estilos de vida libres de violencia.
En relación a la puesta
en marcha de intervenciones que potencien la resiliencia, ciertos estudios
proponen seguir el Modelo Teórico del Sistema Conductual de Dorothy Johnson que
se centra en cómo el paciente se adapta a la enfermedad y cómo el estrés
presente o potencial puede afectar a su capacidad de adaptación Oropeza (2019), el
objetivo de este modelo es mantener y recuperar el
equilibrio del paciente, ayudándole a conseguir un nivel óptimo de
funcionamiento. Dentro de este modelo las intervenciones ayudan al paciente a
enfrentarse de manera positiva a sus amenazas, promoviendo su resiliencia. Por
este motivo, este modelo se relaciona con el concepto de resiliencia.
La resiliencia, como
estrategia en mujeres víctimas de violencia sexual, funciona bajo ciertos
parámetros a saber: la confianza, la consciencia, la independencia.
Estos pueden ser
aplicados de manera indiferente a la línea de intervención propuesta. Así pues,
la búsqueda de la resiliencia de las mujeres víctimas de violencia sexual debe
contemplar, al tiempo, los principios mencionados y las particularidades de
cada caso. Frente a este punto existe unanimidad en los criterios expuestos en
las investigaciones consultadas. La distinción del evento traumático como el
disparador de una psicopatología de base permite al sujeto comprender la raíz
de su sufrimiento (Quitumbo, 2019).
Según Canal citado por
Quitumbo (2019) Los pilares de la resiliencia, sirven para reconocer las
estrategias que han sido eficaces. Dichas técnicas no pueden ser aplicadas sin
unos objetivos claros si lo que se quiere es una resiliencia exitosa. Una
resiliencia que asegure que el sujeto ha logrado hacer de los eventos
traumáticos una motivación para la realización de un proyecto de vida estable.
La confianza, como primer pilar, ha de presentarse en dos niveles: por un lado,
se hace preciso que exista confianza, por parte de la víctima, sobre la
conveniencia de los resultados que se pueden alcanzar. Si el sujeto carece de
confianza frente a los resultados del proceso, se incrementan las
probabilidades de deserción.
La consciencia, como
pilar de la resiliencia, se entiende como una directriz que debe seguir el
sujeto a lo largo del proceso. Está en el individuo hacer uso de los mecanismos
de los que dispone (internos y externos), lo cual parte de una erradicación de
las creencias irracionales y de los paradigmas erróneos que constituyen el
imaginario colectivo de la violencia. Cuando se eliminan los prejuicios y la
victima puede enfrentar sin la presión social y en una deliberación personal,
todas aquellas ideas que alimentan el terror, la depresión y la ansiedad, pues
estas afectaciones son producto de un relato que se ha asumido como cierto,
pero que no corresponde a la realidad de que la víctima puede pensar que el
evento traumático fue culpa suya y que debe asumir su responsabilidad cada vez
que lo recuerda.
Conclusiones
La resiliencia es la
característica que presenta una persona que le permite recuperarse de un evento
traumático y salir fortalecido, es la
capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, aprender
de ellas, superarlas e inclusive, ser transformados por estas. La importancia
de la resiliencia en la personas radica en que a pesar de haber tenido un
trauma debido a la violencia, se puede salir de esta situación y potenciar un
nuevo proyecto de vida, de la mano de personal con el conocimiento necesario
para potenciar los pilares de la resiliencia.
La resiliencia aporta a
las mujeres víctimas de violencia la fortaleza necesaria para salir de situaciones
difíciles, aumenta la autoestima, y da herramientas para que la mujer en relación
con el ambiente que la rodea pueda actuar sobre él y crear barreras de
protección.
La violencia aplicada a
las mujeres tiene un amplio rango y factores de aplicación, puede ser económica
donde se busca conseguir y perpetuar la dependencia financiera, no permitir el
manejo de sus recursos. Psicológica provocándole miedo a través de la
intimidación, amenazándola con hacerle daño a ella o a sus familiares.
Emocional minándole su autoestima con críticas constantes, infravalorarla,
insultándola. Física causándole daño golpeándola, tirándole del cabello,
mordiéndola, empujándola. Sexual obligándola a participar en un acto sexual sin
su consentimiento. Acoso sexual contacto
físico no consensuado, sugerencia de actos sexuales, solicitud de favores
sexuales. Política cuando se desconocen o conculcan los derechos políticos.
Las mujeres víctimas de
violencia se caracterizan por tener una baja autoestima, son inseguras, son
blanco fácil de enfermedades, están descuidadas, generalmente solo trabajan en
el hogar, sufren daños físicos producto de sus parejas, tienen tendencia al
suicidio, a consumir alcohol y drogas.
El uso de la resiliencia
en mujeres víctimas de violencia es un tema nuevo, el cual debe ser abordado
por un equipo multidisciplinario, médicos, psicólogos trabajadores sociales,
entre otros debido a que el mismo concepto de resiliencia es dinámico y
permanentemente se hacen agregaciones.
No se nace resiliente, las características están en cada uno en menor o mayor
grado pero con la intervención adecuada se pueden mejorar para el bienestar de
las mujeres víctimas de violencia.
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