La educación y la cultura: una ruta hacia
las dos caras del perfil docente
Salomón Vásquez
Villanueva https://orcid.org/0000-0001-8824-6176 Universidad
Peruana Unión |
Salomón Axel
Vásquez Campos https://orcid.org/0000-0001-9405-0794 Universidad
Peruana Unión |
Marina del Águila
Gonzales de del Castillo https://orcid.org/0000-0003-2343-4533 Universidad
Nacional de la Amazonía Peruana |
Eloy Colque Díaz https://orcid.org/0000-0003-4555-0674 Universidad
Tecnológica |
Denix José Deza
Arrestegui https://orcid.org/0000-0002-8255-0481 Universidad
Peruana Unión |
Salomón Vásquez
Villanueva, Salomón Axel Vásquez Campos, Marina del Águila Gonzales de del
Castillo, Eloy Colque Díaz, Denix José Deza Arrestegui
Resumen
El perfil del docente ha sido y siempre
será una preocupación importante, para los beneficios de la educación y el
proceso enseñanza-aprendizaje. En este sentido, el estudio tiene el objetivo de
determinar las dimensiones del perfil educativo y cultural del docente. Para
lograr este objetivo se ha revisado los estudios relacionados con este perfil,
motivo de la investigación. Se concluye que el perfil educativo y cultural del
docente tiene las dimensiones: educación holística, inclusiva, acreditada,
gamificada, emotiva e investigativa, para la variable perfil educativo; para la
variable perfil cultural, entre otras, visión de diversidad cultural, de difusión
cultural, de identidad cultural, de cultura innovadora y cultura organizacional.
Palabras clave: perfil docente, educación,
cultura.
Abstract
The profile of the teacher has been and always will be an important
concern, for the benefits of education and the teaching-learning process. In
this sense, the study aims to determine the dimensions of the educational and
cultural profile of the teacher. To achieve this objective, studies related to
this profile, the reason for the research, have been reviewed. It is concluded
that the educational and cultural profile of the teacher has the dimensions:
holistic, inclusive, accredited, gamified, emotional
and investigative education, for the variable educational profile; for the
variable cultural profile, among others, a vision of cultural diversity,
cultural diffusion, cultural identity, innovative culture and organizational
culture.
Key words: teaching profile, education, culture.
1.
Introducción
Las inquietudes
académicas, profesionales e investigativas, sobre el perfil del docente han
sido, son y serán permanentes. El perfil del docente no se ha desligado del
tiempo. Estas inquietudes se han constituido en una constante en las
universidades, en el ámbito de las autoridades educativas, incluso, en los más
altos niveles de los poderes del Estado. No es una temática de reflexión que
pertenece a este tiempo, sino de todos, inclusive han quedado marcados los
hitos en la historia de la educación nacional e internacional. Sin embargo, no
se ha determinado con mucha precisión, exactitud, objetividad y
convencionalidad los contenidos, las dimensiones del perfil docente, el cual
por su propia naturaleza ya es complejo, arbitrario y controvertido.
El perfil docente,
en su dimensión educativa, implica la práctica de una educación holística, en
el sentido del desarrollo del hombre en todos los aspectos, cuya visión y
perspectivas son exclusivas de los docentes, quienes participan y actúan sin
discriminación, más bien con la mirada de inclusión, sin dejar al margen la
acreditación educativa, de la cual no se puede prescindir por las exigencias y
rigores académicos e institucionales, inmersos en las políticas educativas
globales.
El docente
desarrolla su intervención en ámbitos, donde se perciban la diversidad, la
identidad, la difusión cultural. El docente si identidad carece de valor y
expectativa; no sirve de ejemplo para los demás, particularmente para sus
discípulos, porque el docente no solamente enseña, sino modela y modera los
comportamientos; es paradigma para las generaciones. Respondiendo a estas
inquietudes, se pretende determinar el perfil educativo y cultural del docente,
en un contexto de mejorar la cosmovisión de los pueblos y la sociedad respecto
de la presencia y el rol del docente.
2.
El perfil
educativo y cultural del docente
2.1
Perfil educativo
del docente
A)
Reflexiones
conceptuales
Para Galvis,
Fernández y Valdivieso (2006, citados por Galvis, 2007), el perfil docente es “el conjunto
de competencias organizadas por unidades de competencias, requeridas para
realizar una actividad profesional, de acuerdo con criterios valorativos y
parámetros de calidad” (pp. 52 y 53).
Importa mucho la
definición del perfil docente. Los logros institucionales dependen del buen
desempeño de los docentes. La calidad de las instituciones no queda desligada
de la actuación de los docentes. El perfil de los docentes debe quedar
orientado hacia el fortalecimiento de las instituciones educativas. La gestión
académico-administrativas define el perfil del docente. La educación es un
instrumento, un factor muy importante, determinante, de influencia poderosa, de
avance y progreso para las personas, la sociedad y las instituciones,
comprometidas con el conocimiento, la cultura, los valores, el espíritu (Dimas-Rangel y Treviño-Sánchez, 2015).
Estos conceptos
presentan una constante de términos: conocimientos, capacidades, competencias,
habilidades, destrezas. Sobre la base de estos conceptos se construye el perfil
académico y cultural del docente, a luz del estudio de Lozano-González (2017).
Una de las
características del perfil docente es la autoestima: “protectora de la salud
mental”, muy importante para los protagonistas en el ámbito educativo, predice
el éxito académico, evita el estrés. Los docentes deben trabajar el desarrollo
de las competencias socioemocionales en los estudiantes (Jiménez-Hernández, Sancho-Requena y Sánchez-Fuentes,
2019). Según Alsina, Batllori, Falgàs y Vidal (2019), la construcción del perfil doce
tiene doce marcas. Las primeras cinco son: “experiencias previas; creencias
sobre uno mismo; creencias sobre el funcionamiento de la clase; conocimientos
disciplinares implícitos; y conocimientos didácticos implícitos”; las siete
marcas restantes son: “interacción con el contexto I (el centro escolar);
interacción con el contexto II (la universidad); interacción con uno mismo;
interacción entre iguales; interacción con el experto; interacción con la
teoría; y conocimiento profesional crítico”.
B)
Dimensiones del perfil
educativo del docente
La educación
holística
Hernández-Mosqueda, Tobón-Tobón y Vázquez-Antonio (2014), por su parte, abordan
la docencia socioformativa, en el contexto de la construcción y consolidación
de la sociedad del conocimiento, que busca, procesa, crea, adapta y aplica el
conocimiento, con el propósito de encontrar y proponer la solución de los
problemas locales, parciales, de acuerdo con una visión global, sin el
aislamiento de las TICs. La socioformación se ha constituido en un enfoque con
el fin de formar personas integrales, sin perder de vista lo ético, el trabajo
colaborativo/equipo, el emprendimiento y la gestión del conocimiento, mediante
la aplicación las competencias requeridas “para identificar, interpretar,
argumentar y resolver los problemas de su contexto con una visión global y a
través de proyectos interdisciplinarios” (Tobón, 2013a, 2013b, citado por Hernández-Mosqueda et al., 2014, p. 90).
En el
ámbito educativo, queda matriculada la perspectiva holística; es decir, la
participación docente, la intervención del mismo, el enfoque y la misión del
docente tienen una naturaleza holística, aborda al ser humano en toda su
plenitud, busca el desarrollo pleno, integral y holístico de la persona. En
este sentido,
La esencia en la formación docente es el desarrollo de cualidades
creativas, estratégicas, científicas, emocionales, estéticas y valores como la
responsabilidad, el respeto, la gratitud, la justicia, la honradez, etc. La
comprensión de la naturaleza de las relaciones humanas, resolución de
conflictos y capacidad de diálogo, constituyen factor importante (Barrientos-Gutiérrez, 2016, p. 172).
La educación
inclusiva
¿Qué significa la
educación inclusiva? Arroyo-González (2013) sostiene que la educación
intercultural se ha constituido en el camino que conduce hacia la inclusión
educativa. Los escenarios donde actúan los docentes son espacios donde la
educación intercultural y la inclusión educativa se encuentran, donde se dan la
mano, cuyos actores protagonizan y escenifican sus acciones en pro de la
renovación de las prácticas educativas y la organización escolar. Ambos
conceptos ofrecen múltiples conexiones que guían la práctica educativa.
Por su parte, Florian (2014) expresa que al inicio la educación
inclusiva se enfrentó a críticas diversas sobre los múltiples problemas conexos
y sobre los grandes desafíos inmersos, en la educación especial, hoy llamada
educación inclusiva, dejando en manos de los docentes y las autoridades
educativas el reto de reimaginar su nuevo rol, la reestructuración de la
calidad de la educación para todos, las capacidades de los aprendizajes, los
derechos iguales para todos, la búsqueda de la homogeneidad en medio de la
heterogeneidad, mediante el establecimiento y la práctica de una pedagogía
inclusiva.
La educación
inclusiva qué revela, qué dice del docente. La educación inclusiva tiene
relación con la realidad educativa crítica, con las necesidades educativas
especiales ante la falta de especialistas, responde a un enfoque curricular
compensatorio, deficitario. Significa construir nuevas cosmovisiones, cambios
educativos, transformaciones de mentalidades sociales, para atender y
satisfacer necesidades de la sociedad en fragmentos menores. Semánticamente, la
educación inclusiva ha sustituido a la educación especial, cuyas
características son: holística, abierta, compleja, en una perspectiva de
concepción y prácticas educativas, sistema escolar moderno, cambio y
transformación de medios y materiales de aprendizajes (Leiva-Olivencia & Gómez-Gerdel, 2015).
Se busca, fomenta
y difunde una educación que decline, evite y margine el racismo
discriminatorio. Debe trabajar agendas, programas y políticas educativas,
dejando al margen el racismo, presente en los espacios sociales, políticos,
educativos, culturales; inclusive en las aulas y los recintos escolares. La
educación restablece, vindica a los hombres y las mujeres, cuya procedencia se
ubica en las sociedades aborígenes de Latinoamérica (Velasco-Cruz, 2016).
Se requieren
buenas prácticas en educación inclusiva, dejando al margen las experiencias
excluyentes, también las divergentes y contradictorias, propiciando el
desarrollo de los modelos nacionales e internacionales. Se busca los consensos
en las propuestas, los trabajos, las investigaciones, los objetivos, los
valores, los modelos, la equidad, la calidad, las claves de la educación
inclusiva, las circunstancias sociales, de género, origen étnico, antecedentes
familiares. Es una respuesta de calidad a la diversidad étnica, cultural, educativa,
social, lingüística, con enfoques equitativos, compensatorios, asistenciales,
focalizados hacia la globalidad (Muntaner-Guasp, Rosselló-Ramón y De La Iglesia-Mayol,
2016). Durante los dos
últimos años, las modalidades de educación: a distancia y virtual, en este
tiempo, se han constituido en una estrategia para la educación inclusiva en
América Latina; el concepto de educación inclusiva ha sido modificado (Maturana y Mahecha, 2020). Esta concepción implica la
recuperación de los derechos educativos de los hombres, de las mujeres, de los
niños, de las niñas, quienes se muestran con discapacidad, con culturas
diferentes, desplazados y marginados, otorgándoles una “admisión parcial o
completa en los diferentes niveles del sistema educativo” (Clavijo y Bautista, 2020).
La
educación acreditada
La evaluación y la
acreditación, si son consistentes y a largo plazo, conducen a las universidades
hacia los estándares de la excelencia académica; son necesarias e
imprescindibles para generar el fortalecimiento y el reconocimiento de los
niveles de calidad, en todas sus dimensiones. La acreditación constituye en un
medio muy importante para el reconocimiento de la educación superior; permite
validar los procesos y sus calidades; se ha formalizado en el camino, en la vía
para que el Estado reconozca si la calidad de las universidades es buena (Acosta y Acosta, 2016).
Las instituciones
educativas, las autoridades y los docentes se movilizan dentro y fuera de los
escenarios educativos en busca de la acreditación educativa, cuya tendencia es
universal, porque se busca la calidad educativa y reconocida por las
instituciones educativas y políticas nacionales e internacionales, garantizando
de esta manera su permanencia, vigencia y reconocimiento. Se necesita
garantizar los procesos educativos de calidad, ante los diversos organismos
externos nacionales e internacionales. Implica renovar los procesos
curriculares, las prácticas, los aprendizajes, las evaluaciones,
particularmente en las instituciones de educación superior (Martínez-Iñiguez, Tobón y Romero-Sandoval, 2017).
Todas las
instituciones se mueven en búsqueda de la acreditación educativa, porque se
precisa que la acreditación educativa genera impacto positivo y significativo
sobre la mejora de los programas que ofrece la institución, la universidad. La
evaluación y la acreditación constituyen la acción importante de las
instituciones que buscan mantenerse en el espacio y el tiempo. La acreditación
es un proceso de evaluación, que implica el reconocimiento público, también se
ha constituido en una estrategia de panificación, permite la gestión de la
calidad, el logro de la exceptivas; significa la validación de los
reconocimientos; la evaluación y la acreditación forman variables transversales
(Márquez y Zeballos-Pinto, 2017).
La acreditación
jamás aparece al margen de la evaluación. Tienen una mutua dependencia. Las dos
coexisten. Ambas requieren de jueces externos, a más de los internos. Son
herramientas eficaces, revelan la mejora de los sistemas educativos. Se busca
la acreditación de los programas educativos. La calidad de los programas
depende de la evaluación y la acreditación otorgada por organismos externos a
las instituciones educativas (Jiménez, 2019).
La
gamificación educativa
Es denominada
también gamificación en educación. Es una estrategia didáctica, que permite la
integración de los juegos y su dinámica en contextos no lúdicos, con el
propósito de potenciar la motivación y los valores positivos de los juegos. Se
propone la construcción de un currículo orientado hacia la gamificación de la
educación, cuyos principios están generando muchos y significativos beneficios
para los aprendizajes de los estudiantes. La gamificación contribuye hacia el
logro del compromiso y permite alcanzar el denominado engagement. Permite el uso de videojuegos, mecánicas de juegos,
cuyo objetivo es la motivación (Ortiz-Colón, Jordán y Agredal, 2018).
Corchuelo-Rodriguez (2018) aborda la gamificación con el
sentido de una estrategia docente que busca la motivación de los estudiantes y
la dinámica del desarrollo de los contenidos, en el espacio específico
denominado aula. Es considerada una herramienta que transforma la educación,
gracias a Pelling, quien en 2002 acuñó el término por primera vez, en el
sentido de adaptar el juego en el espacio de la educación, sin dejar al margen
el uso de las TICs. Esta estrategia o herramienta sirve para realizar la
motivación, el mejoramiento de las dinámicas grupales, la atención, la crítica
reflexiva y, sobre todo, el aprendizaje significativo. Para Werbach y Hunter
(2012, citados por Corchuelo-Rodriguez, 2018), la gamificación exitosa presenta
6 elementos:
1)
Definir con claridad los objetivos educativos que se quieren conseguir en el
aula, de esta manera, se diseñan con coherencia y eficacia las estrategias de
gamificación. 2) Delimitar los comportamientos que queremos potenciar en los
estudiantes como conocimientos, actitudes, habilidades, entre otros. 3)
Establecer quienes son los jugadores, identificar rasgos y características para
diseñar actividades pertinentes a sus intereses reales. 4) Establecer los
ciclos de las actividades, definiendo el sistema de gamificación (mecánicas de
juego, orden de los eventos, interacción, entre otros). 5) Diversión (es la
base de todo juego), se deben describir los eventos de este tipo que se
incluyen en la estrategia. 6) Recursos, incluye las herramientas que se van a
usar para el desarrollo de la estrategia (medición, seguimiento, indicadores,
etc.) (p. 30).
La gamificación y
el aprendizaje afectivo, en entornos virtuales, buscan el establecimiento de un
ambiente amigable, cuya respuesta corresponde a los usuarios y sus respectivas
necesidades emotivas, dejando al margen los “escenarios fríos y rígidos”, características
propias y exclusivas de estos entornos. Tienen el propósito de despertar la
incitación y la motivación comprometidas con la construcción del conocimiento y
el desarrollo de las competencias de los estudiantes (Melo-Solarte y Díaz, 2018).
Para Parra-González y Segura-Robles (2019), la gamificación no es sino una
metodología emergente, la cual utiliza los juegos y las mecánicas del mismo, en
contextos no lúdicos, con el propósito de cultivar la motivación de los
estudiantes en escenarios educativos, inclusive en escenarios científicos. En
este sentido, se ha constituido en una herramienta poderosa para la motivación
de los estudiantes en el aula y agenciar el proceso enseñanza-aprendizaje mucho
más eficiente y eficaz. En la parte de su concepción, aparecen ligados los
conceptos: metodología, metodología emergente, herramienta, recurso emergente e
innovador.
La
educación emotiva
Para Bisquerra y Hernández (2017), el docente busca, estimula,
fomenta y desarrolla el bienestar de los estudiantes; imparte la educación
emocional; conoce y practica la psicología positiva; el docente inteligente construye
aulas felices, actúa en medio de las mismas. El bienestar integral es la meta
de la educación y de las políticas educativas. La educación emotiva implica y
compromete la búsqueda del bienestar económico, material, social, tecnológico,
profesional, psicológico, emocional, hedónico, eudemónico. Son necesarias y
pertinentes la educación emotiva y la cultura del bienestar. La educación
emocional construye el bienestar; implica la generación de una atención plena.
Melgar y De Los Reyes Leoz (2018) abordan las experiencias
educativas emotivas y creativas. Significa educar y cultivar las emociones, la
sensibilidad. La educación tiene este compromiso. Las vivencias emotivas
inspiran, estimulan la comprensión, el disfrute, la voluntad de escuchar y hablar.
Es necesaria y pertinente la interacción emocional, también la generación de
emociones en contextos sociales, socioculturales, sentimentales. Las emociones
vinculan a las personas con la familia, con las instituciones, con los objetos.
Los procesos de
enseñanza y aprendizaje guardan relación directa con la inteligencia emocional
y las experiencias emocionales o emotivas, sin dejar al margen la racionalidad.
Es decir, las emociones se juntan con la racionalidad durante la educación de
las personas. Se pretende la psicologización de la educación, en el sentido de
entender que la Psicología positiva constituye una ciencia esencial muy
importante para la educación, porque facilita el conocimiento y los
aprendizajes, el bienestar subjetivo denominado emociones positivas (Prieto-Egido, 2018).
Para Moreto, González-Blasco y Piñero (2018), la educación afectiva se genera
mediante el cultivo y la práctica de la empatía, las emociones y los recursos
pedagógicos. La empatía facilita la construcción de las relaciones, es un
factor fundamental, muy importante. En este sentido, se busca, se fomenta una
educación de la afectividad, de las emociones y de los sentimientos, en el
contexto y la dependencia de la empatía, que significa el aprecio de los
sentimientos de los otros, los demás.
La
educación investigativa
La universidad
cumple tres misiones: “la enseñanza y formación superior; la investigación y
generación de conocimiento; así como el servicio a la sociedad mediante el más
amplio impacto cultural, social y económico de su actividad en la construcción
de una sociedad mejor, más justa y democrática” (Díez-Gutiérrez, 2018). De acuerdo con Smith y Smith (2018), en las instituciones educativas
falta la investigación en educación, con el propósito de generar los cambios
sustantivos en la educación, haciéndola más sostenible, evidente y objetiva
para todos. Para Corredor & Saker (2018), el docente ha sido formado con la
perspectiva de investigador, lo que significa conocer y dominar la aplicación
de métodos de investigación científica. Es decir, las competencias científicas
de los docentes comprometen la capacidad de vínculos con los métodos utilizados
en la investigación científica, con las capacidades de análisis. El docente,
con capacidades de investigación, no solamente ha sido formado con esta perspectiva,
sino conoce y domina el universo de la investigación, además, lo más
importante, trasmite los conocimientos y las prácticas investigativas a sus
estudiantes, quienes se constituyen en discípulos en el campo de la
investigación.
Para Montes y Mendoza (2018), la docencia y la investigación
caminan juntas en el espacio y los ámbitos académicos, especialmente en la
universidad, en el entendido de que ambas exigen una valoración económica. En
este sentido, el Estado y las universidades quedan obligadas a establecer
políticas relacionadas con la docencia y la investigación. Inclusive se
encuentra una trilogía comprometida con la investigación: Estado, empresas y
universidades. Para la investigación se requiere presupuesto, infraestructura,
equipamiento, tecnología e investigadores expertos, cuyas influencias vienen de
docentes formados en universidades instaladas en países desarrollados.
La docencia y la
investigación son consolidadas en la universidad, generando la presencia de
docentes-investigadores. La investigación científica y el desarrollo
tecnológico guardan vinculación con el Estado. La investigación debe tener más
un carácter vocacional, formando equipos de investigación, permitiendo el
desarrollo de la misma en espacios y disciplinas menos favorecidos y con la
ausencia de docentes-investigadores. Actualmente, las universidades quedan
comprometidas con la enseñanza, la investigación, la creación y la difusión de
los saberes. La investigación queda ligada e integrada al rol del docente (Algañaraz-Soria y Castillo, 2018).
Carvajal-Tapia y Carvajal-Rodríguez (2019) abordan la importancia del rol del
docente en la enseñanza y en la investigación. Vale decir que la enseñanza, la
investigación y el rol del docente permiten “la formación de recursos humanos
idóneos, creativos, innovadores, apasionados”. La enseñanza y la investigación
son los pilares de la futura formación de los profesionales. En las
universidades se percibe la necesidad “del desarrollo de estrategias para
promover la investigación y formación de investigadores”. El docente potencia
la investigación en los estudiantes, en la formación de los futuros
profesionales (Vásquez et al., 2020).
2.2
Perfil cultural
del docente
2.2.1. Aproximaciones
conceptuales y referenciales
Para Chenet-Zuta, Arévalo-Quijano y Palma-Alvino (2017), “la cultura es el conjunto de
todas las formas y expresiones de una sociedad determinada. Como tal incluye
costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser,
vestimenta, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de
creencias” (pp. 302 y 303).
El docente y su
formación profesional depende de la triada: currículo, la educación y la
cultura, incluso de la ciencia y la cultura. La cultura es imperativa en la
formación del docente. En este sentido la relación formación-cultura es indisoluble,
inquebrantable, la ligazón le da potencia a la formación cultural del docente (Rodríguez, 2017). Según la UNESCO (2015, citada por
Ballesteros, Gracia, Ocaña y Jácome, 2018), la cultura es un conjunto cuyo
contenido comprende “os rasgos distintivos, espirituales, materiales y
afectivos” de un grupo social, de una comunidad, sociedad, nación. También se
suman las artes, las letras, inclusive modos de vida, derechos fundamentales,
valores, creencias, tradiciones.
Por su parte, Cely Galindo (2019) percibe que el perfil y la calidad
del docente no queda al margen del enfoque antropológico y social, entendiendo
que las conductas morales siempre constituyen constructos sociales muy
importantes. Estas conductas generan cambios sociales y culturales, mejorando
la calidad de la vida en la sociedad globalizada y las configuraciones
sociales.
2.2.2. Dimensiones
del perfil cultural del docente
La diversidad
cultural
Las aulas y la
sociedad muestran una realidad patente: la diversidad cultural, en la cual
viven los padres y los hijos, quienes son sujetos y protagonistas en los
escenarios de la educación. Existen grupos diversos por sus culturas, con la
necesidad de integración multicultural (Rodríguez-Fuentes y Fernández-Fernández, 2018). La interculturalidad es una
temática que es parte de las agendas político-pedagógicas, fomentando la
educación intercultural bilingüe, descifrando e interpretando la investigación
etnográfica, con el propósito vivir y construir la interculturalidad (Rodríguez-Cruz, 2018).
Para Castillo, Llorent, Salazar y Álamo (2018), los docentes interculturales
bilingües son necesarios, quienes tienen las ventajas de alfabetizar en el
lenguaje y en la cultura a los estudiantes, particularmente en los pueblos
indígenas, los cuales poseen sus propias “características culturales y lingüísticas
particulares”. Los problemas lingüísticos y culturales son resueltos por los
profesores interculturales bilingües. Es decir, ellos tienen la capacidad de
realizar una educación bilingüe; tienen la capacidad de leer, analizar e
interpretar los diversos códigos lingüísticos y culturales de los estudiantes y
de la comunidad involucrada; ejercen una didáctica multicultural.
La
interculturalidad significa la presencia mínima de dos culturas y dos lenguas;
significa la relación sinérgica de las culturas anexas. Existen espacios,
naciones y países multilingües y pluriculturales. En estos ambientes qué hacen
los docentes, qué necesitan ellos para la educación de los estudiantes y de la
comunidad. Las universidades tienen la responsabilidad de formar a docentes con
perfiles interculturales bilingües. Es decir, el Estado y sus respectivas
organizaciones tienen la obligación de organizar y sistematizar una educación
intercultural bilingüe. Se requiere una comunicación, un diálogo intercultural
en los procesos educativos y de enseñanza-aprendizaje. La interculturalidad es
la “mediadora entre el estudiante, los docentes, la familia y la comunidad”, en
el espacio de la educación; es muy importante para educación multicultural,
genera la relación entre culturales existentes dentro de la sociedad, las
potencia y les genera la continuidad y la perpetuación (Aguavil-Arévalo y Andino-Jaramillo, 2019).
Difusión
de la cultura
La cultura existe,
pero quién la sabe, quién la difunde, dónde se difunde. García-Pérez, Herrera-Rodríguez, García-Valero y
Guevara-Fernández (2015) responden estas interrogantes al
declarar que las universidades “son las encargadas de preservar, desarrollar y
difundir la cultura”. En otras palabras, los protagonistas de la universidad,
quienes son los docentes. Estos tienen la misión de difusión. Para ellos, “la
cultura profesional docente colaborativa comprende al conjunto de conocimientos,
actitudes, habilidades profesionales, hábitos, y valores que determinan la
conducta del profesorado en el ejercicio de la función docente-metodológica,
investigativa y orientadora, como resultado de un proceso de construcción
colectiva” (p.6).
También es
competencia cultural la visibilidad y difusión de las bibliotecas virtuales,
propiciando la lectura y fortaleciendo la cultura y su conocimiento y uso (Lázaro-Rodríguez, López-Gijón y Herrera-Viedma, 2018). La cultura no solamente se la
observa, sino se la comparte, se la promociona. La promoción de la cultura se
constituye en una herramienta poderosa, cuya existencia tiene un propósito: el
fortalecimiento de la identidad, dejando la satisfacción con la misma en la
experiencia de las personas involucradas con el conocimiento y la difusión. Ballesteros et al. (2018) afirman:
la
promoción cultural está enfocada al crecimiento humano para intervenir en la
relación entre entes reguladores que se encargan del desarrollo cultural y la
sociedad. Desde el ámbito cultural la promoción se presenta como el resultado
de tratar la cultura como un producto o valor que debe estar al alcance de su
público objetivo (p. 370).
Identidad
cultural
Chenet-Zuta, Arévalo-Quijano y Palma-Alvino (2017) aprecian que la identidad cultural
mejora el desempeño docente en las instituciones educativas, constituye un
recurso de formación docente, dándoles presencia y vigencia a las relaciones
interculturales; mejora la vida y la cosmovisión cultural; genera la presencia
de la multiculturalidad, promueve el desempeño intercultural, también el
desarrollo en los aspectos intelectual y cultural.
La identidad
cultural está ligada a la memoria, historia del pasado, los símbolos, estos
constituyen los fundamentos históricos de los pueblos y las naciones, los
cuales se conservan en la memoria para fortalecer la identidad (Ballesteros et al., 2018). Por otro lado, la identidad
cultural no queda desligada de patrimonio, educación patrimonial, turismo
cultural. Tiene relación directa con la educación y la gestión cultural, con
las características autóctonas, la lengua, costumbres, folclor, bienes patrimoniales
(Cepeda Ortega, 2018). Los mitos, las leyendas, el
turismo cultural, la historia, no solamente constituyen patrimonio cultural de
los pueblos y las naciones, sino la identidad cultural (Ortega-Alarcón, 2018).
Identidad
nacional
La identidad
nacional se construye mediante los medios de comunicación y las exposiciones
selectivas. Son determinadas mediante las ideologías. También identidad
referida apoya la defensa de la independencia y los valores sociodemográficos,
los sentimientos de pertenencia cultural (Valera-Ordaz, 2018). Según Sonlleva-Velasco, Sanz-Simón y Torrego-Egido (2018), la identidad nacional se
construye mediante la intervención de la iglesia, el Estado, también mediante
la metodología denominada biográfico-narrativa; es decir, mediante narrativas
de vida, elaboradas después de una guerra.
El sentimiento de
pertenencia, la nación, la historia, la ciencia social, el Estado, las
políticas exteriores, las imágenes nacionales, los actores, el interés social y
nacional, los atributos nacionales, permiten la construcción de la identidad
nacional (Tah Ayala, 2018).
A veces la
identidad nacional, en la experiencia de los pueblos, queda trabada. Entonces,
aparecen las retóricas, las poéticas, los relatos históricos, los lenguajes
poéticos, las narraciones, los lenguajes políticos y nacionales, con el
propósito de desplazar, eliminar y destruir esas trabas que impiden la
construcción de la identidad nacional (Uribe de Hincapié, 2019).
Cultura
innovadora
Las universidades
y los docentes tienen el compromiso de gestionar una cultura de innovación,
medida y evaluada por expertos. La cultura tiene relación con la promoción de
las actitudes, las habilidades, los valores, los conocimientos y las prácticas.
Gestionar la innovación cultura significa habilitar a los sujetos en la
condición de creativos, innovadores, facilitadores, activos, científicos,
investigadores, extensionistas (Negrin-Reyes, 2018).
Según Donawa-Torres y Gámez-Araujo (2019), las instituciones y las empresas
necesitan construir una cultura innovadora, con el propósito de desarrollar las
habilidades gerenciales. En este sentido, todos los docentes asumen el
compromiso de desarrollar sus habilidades gerenciales también las de sus
discípulos. La cultura de la innovación se comparte, estimula el trabajo de la
innovación. Todo el tiempo se necesitan, se buscan la innovación.
Cultura
organizacional
Para Rivera-Porras et al., 2018), la cultura organizacional se ha
constituido en un desafío, en un reto para las instituciones y organizaciones
que salud, que son saludable. Tiene suma importancia para las organizaciones,
cuyos participantes poseen conocimientos, capacidades, habilidades que generan
la singularidad, en un proceso de cambio continuo.
El docente
responde a una malla curricular muy vasta. Es decir, el docente es formado y
educado de acuerdo con “una malla compleja de dinámicas y decisiones
sociopolíticas, culturales, pedagógicas y profesionales” (Escudero Muñoz, González González y Rodríguez
Entrena, 2018). ¿Qué significa
la cultura organizacional para la universidad, para el docente? La cultura
organizacional tiene significativas repercusiones son el uso de las TICs. Estas
se han constituido en factores de la cultura organizacional (Negrón, 2019).
3.
Conclusiones
Luego de indagar
sobre el perfil docente, en sus dimensiones educativa y cultural, se concluye
que el perfil educativo del docente ofrece y proyecta una educación holística, inclusiva,
acreditada, gamificada, emotiva e investigativa. El docente tiene la capacidad
de atender, mediante el proceso enseñanza-aprendizaje, el desarrollo pleno de
los estudiantes, el desarrollo del hombre en todas sus dimensiones, con la
capacidad de inclusión, sin marginaciones de ningún tipo. También el docente
revela su capacidad de uso de metodología motivadoras, generando emoción y calidad
investigativa.
Por otro lado, el
perfil del docente se constituye en na muestra de la diversidad cultural, de la
difusión de la cultura, de la identidad cultural y nacional, de la cultura
innovadora y organizacional. En efecto, el perfil cultural del docente
significa la plenitud de la cultura, la restauración de la misma y su
respectiva difusión, quien queda encantado con su cultura la comparte, la
difunde.
Referencias
Acosta, B. y Acosta, M. (2016). Modelos de evaluación
para la acreditación de carreras. RMIE Revista Mexicana de Investigación
Educativa, 21(21), 1249–1274. Retrieved from
http://www.scielo.org.mx/pdf/rmie/v21n71/1405-6666-rmie-21-71-01249.pdf
Aguavil-Arévalo,
J. M. y Andino-Jaramillo, R. A. (2019). Necesidades formativas de docentes de
Educación Intercultural Tsáchila. Alteridad, 14(1), 74–83.
Retrieved from https://doi.org/10.17163.alt.v14n1.2019.06
Algañaraz-Soria,
V. H. y Castillo, G. M. (2018). Docencia e investigación en la Universidad
Nacional de San Juan (1994-2015): impacto del programa de incentivos a
docentes-investigadores y la carrera del investigador científico del CONICET. PROMETEICA
- Revista de Filosofía y Ciencias, (16), 57–77. Retrieved from
https://doi.org/10.24316/prometeica.v0i16.210
Alsina,
Á., Batllori, R., Falgàs, M., & Vidal, I. (2019). Marcas de autorregulación
para la construcción del perfil docente durante la formación inicial de
maestros. Revista Complutense de Educación, 30(1), 55–74.
Retrieved from http://dx.doi.org/10.5209/RCED.55466
Arroyo-González,
M. J. (2013). La Educación Intercultural: un camino hacia la inclusión
educativa. Revista de Educación Inclusiva, 6(2), 144–159.
Retrieved from https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4335836
Ballesteros,
C., Gracia, G., Ocaña, A. y Jácome, C. (2018). Análisis de la promoción
cultural como herramienta para fortalecer la identidad afro esmeraldeña. Revista
Lasallista de Investigación, 15(2), 367–377.
https://doi.org/10.22507/rli.v15n2a28
Barrientos-Gutiérrez,
P. (2016). La naturaleza de la formación docente. Horizonte de la Ciencia,
6(11), 169–177.
https://doi.org/https://doi.org/10.26490/uncp.horizonteciencia.2016.11.238
Bisquerra,
R. y Hernández, S. (2017). Psicología positiva, educación emocional y el
programa aulas felices. Papeles del Psicólogo, 38(1), 58–65.
Retrieved from https://doi.org/10.23923/pap.psicol2017.2822
Carvajal-Tapia,
A. E. y Carvajal-Rodríguez, E. (2019). La importancia del rol docente en la
enseñanza e investigación The importance of the teaching role in teaching and
research. RIP, 107–114. Retrieved from
http://www.scielo.org.bo/pdf/rip/n21/n21_a08.pdf
Castillo,
I., Llorent, V. J., Salazar, L. y Álamo, M. (2018). Lenguaje , diversidad
cultural y currículo. Perfiles Educativos, XL(162), 54–67. Retrieved
from http://www.scielo.org.mx/pdf/peredu/v40n162/0185-2698-peredu-40-162-54.pdf
Cely
Galindo, G. (2019). Acerca de la moral y la sabiduría. Cuadernos de
Contabilidad, 20(49), 1–8.
https://doi.org/https://doi.org/10.11144/Javeriana.cc20-49.adms
Cepeda
Ortega, J. (2018). Una aproximación al concepto de identidad cultural a partir
de experiencias: el patrimonio y la educación. Tabanque, 31,
244–262. https://doi.org/https://doi.org/10.24197/trp.31.2018.244-262
Chenet-Zuta,
M. E., Arévalo-Quijano, J. C. y Palma-Alvino, F. (2017). Identidad cultural y
desempeño docente en instituciones educativas. Revista de Ciencias Humanas Y
Sociales, 33(84), 292–322. Retrieved from
https://produccioncientificaluz.org/index.php/opcion/article/view/23390/23573
Clavijo,
R. G. y Bautista, M. J. (2020). La educación inclusiva. Análisis y reflexiones
en la educación superior ecuatoriana. Alteridad, 15(1), 113–124.
https://doi.org/https://doi.org/10.17163/alt.v15n1.2020.09
Corchuelo-Rodriguez,
C. A. (2018). Gamificación en educación superior: experiencia innovadora para
motivar estudiantes y dinamizar contenidos en el aula. EDUTEC. Revista
Electrónica de Tecnología Educativa, (63), 29–41.
https://doi.org/dx.doi.org/10.21556/edutec.2018.63.927
Corredor,
Ó.y Saker, J. (2018). Perspectiva de la
formación científica de docentes en instituciones de educación básica y media -
Barranquilla Perspective of the scientific training of teachers in basic and
media education institutions - Barranquilla. Educación y Humanismo, 20(34),
156–172. Retrieved from https://doi.org/10.17081/eduhum.20.34.2862
Díez-Gutiérrez,
E. J. (2018). Universidad e investigación para el bien común: la función social
de la universidad. Aula Abierta, 47(4), 395–402.
https://doi.org/https://doi.org/10.17811/rifie.47.4.2018.395-402
Dimas-Rangel,
M. I.y Treviño-Sánchez, A. (2015). La importancia de la definición del perfil
docente de una institución de educación superior en ingeniería. Vincula
Tégica, 1(1), 1662–1680. Retrieved from http://eprints.uanl.mx/17298/1/93.pdf
Donawa-Torres,
Z. A.y Gámez-Araujo, W. G. (2019). Ausencia de habilidades gerenciales para una
cultura de innovación universitaria en instituciones de Colombia y Venezuela. Universidad
y Empresa, 21(36), 8–35. https://doi.org/http://dx.doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/empresa/a.5961
Escudero
Muñoz, J. M., González González, M. T.y Rodríguez Entrena, M. J. (2018). Los
contenidos de la formación continuada del profesorado: ¿Qué docentes se están
formando? Educación XX1, 2(1), 157–180.
https://doi.org/10.5944/educXX1.15807
Florian,
L. (2014). La educación especial en la era de la inclusión: ¿El fin de la
educación especial o un nuevo comienzo? Special education in the era of
inclusion : The end of special education or a new beginning? The Psychology
of Education Review, 34(2), 27–36. Retrieved from
http://www.repositoriocdpd.net:8080/bitstream/handle/123456789/1705/Art_FlorianL_Educacionespecial_2013.pdf?sequence=1
Galvis,
R. V. (2007). De un perfil docente tradicional a un perfil docente basado en
competencias. Acción Pedagógica, (16), 48–57. Retrieved from
http://www.comie.org.mx/congreso/memoriaelectronica/v14/doc/1135.pdf
García-Pérez,
Y., Herrera-Rodríguez, J. I., García-Valero, M. de los Á. y Guevara-Fernández,
G. E. (2015). El trabajo colaborativo y su influencia en el desarrollo de la
cultura profesional docente. Gaceta Médica Espirituana, 17(1),
1–7. Retrieved from http://scielo.sld.cu/pdf/gme/v17n1/GME06115.pdf
Hernández-Mosqueda,
J. S., Tobón-Tobón, S. y Vázquez-Antonio, J. M. (2014). Estudio conceptual de
la docencia socioformativa. Ra Ximhai, 10(5), 89–101. Retrieved
from http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=46132134006
Jiménez-Hernández,
D., Sancho-Requena, P. y Sánchez-Fuentes, S. (2019). Perfil del futuro docente:
nuevos retos en el marco del EEES. Contextos Educativos, (23), 125–139.
https://doi.org/http://doi.org/10.18172/con.3471 PERFIL
Jiménez,
J. A. (2019). La evaluación y acreditación de la educación profesional en
México: ¿la legitimación y competitividad como fin de la universidad? RESU
Revista de La Educación Superior, 48(189), 55–72. Retrieved from
http://www.scielo.org.mx/pdf/resu/v48n189/0185-2760-resu-48-189-55.pdf
Lázaro-Rodríguez,
P., López-Gijón, J. y Herrera-Viedma, E. (2018). Visibilidad de las bibliotecas
públicas y la lectura en medios de comunicación españoles frente a otros hechos
de la cultura y relación con su uso: medidas para su mayor promoción y
difusión. BID: Textos Universitaris de Biblioteconomia i Documentación, 40(junio),
1–14. https://doi.org/https://dx.doi.org/10.1344/BiD2018.40.7
Leiva-Olivencia,
J. J. y Gómez-Gerdel, M. de los Á. (2015). La educación inclusiva como
constructo pedagógico en el alumnado universitario de educación primaria. Revista
Nacional E Internacional de Educación Inclusiva, 8(2), 185–200.
Lozano-González,
E. O. (2017). La cultura y la formación docente en la vida cotidiana escolar,
1–10. Retrieved from
http://www.comie.org.mx/congreso/memoriaelectronica/v14/doc/1135.pdf
Márquez,
E. y Zeballos-Pinto, Z. R. (2017). El impacto de la acreditación en la mejora
de la calidad de los programas educativos que ofrece la Universidad Autónoma de
Tamaulipas: un estudio de caso. Revista Iberoamericana de Evaluación
Educativa, 10(2), 65–83. https://doi.org/https://doi.org/10.15366/riee2017.10.2.004
Martínez-Iñiguez,
J. E., Tobón, S. y Romero-Sandoval, A. (2017). Problemáticas relacionadas con
la acreditación de la calidad de la educación superior en América Latina. Innovación
Educativa, 17(73), 79–96.
Maturana,
G. y Mahecha, L. M. (2020). Las modalidades de educación a distancia y virtual
en la formación posgradual: Una estrategia para la educación inclusiva en
América Latina. Educación Superior y Sociedad, 32, 36–58.
Retrieved from https://www.iesalc.unesco.org/ess/index.php/ess3/article/view/232/212
Melgar,
M. F. y De Los Reyes Leoz, J. L. (2018). De los objetos al museo. Experiencias
educativas emotivas y creativas. Contextos de Educación, 20(25),
122–137. Retrieved from www.hum.unrc.edu.ar/ojs/index.php/contextos
Melo-Solarte,
D. S.,y Díaz, P. A. (2018). El Aprendizaje Afectivo y la Gamificación en
Escenarios de Educación Virtual Emotional Learning and Gamification in Virtual
Education Environments. Información Tecnológica, 29(3), 237–248.
https://doi.org/http://dx.doi.org/10.4067/S0718-07642018000300237
Montes,
I. C. y Mendoza, P. (2018). Docencia e investigación en Colombia desde la
perspectiva del capitalismo académico. Archivos Analíticos de Políticas
Educativas, 26(40), 1–30. Retrieved from http://dx.doi.org/10.14507/epaa.26.3220
Moreto,
G., González-Blasco, P. y Piñero, A. (2018). Reflexiones sobre la
deshumanización de la educación médica: empatía, emociones y posibles recursos
pedagógicos para la educación afectiva del estudiante de medicina. Educación
Médica, 19(3), 172–177. https://doi.org/10.1016/j.edumed.2016.12.013
Muntaner-Guasp,
J. J., Rosselló-Ramón, M. R. y De La Iglesia-Mayol, B. (2016). Buenas prácticas
en educación inclusiva Good practices in inclusive education. Educatio Siglo
XXI, 34(1), 31–50. Retrieved from http://dx.doi.org/10.6018/j/252521
Negrin-Reyes,
D. E. (2018). Procedimiento para gestionar la cultura de innovación de los
cuadros docentes de la Universidad de Pinar del Río. Universidad de Pinar
del Río “Hermanos Saiz Montes de Oca”.
Negrón,
S. (2019). Influencia de la cultura organizacional universitaria en el uso de
las TIC. Revista Electrónica de Investigación y Docencia (REID), (21),
67–80. https://doi.org/10.17561/reid.n21.5
Ortega-Alarcón,
A. E. (2018). Difusión de los “mitos y leyendas” como herramienta para
desarrollar el turismo cultural del cantón Babahoyo, provincia de Los Ríos.
[Tesis, Universidad Técnica de Babahoyo]. Retrieved from
http://dspace.utb.edu.ec/bitstream/handle/49000/4241/P-UTB-FCJSE-HTURIS-000037.pdf?sequence=1
Ortiz-Colón,
A.-M., Jordán, J. y Agredal, M. (2018). Gamificación en educación: una
panorámica sobre el estado de la cuestión. Educ. Pesqui., São Paulo, 44,
1–17. https://doi.org/http://dx.doi.org/10.1590/S1678-4634201844173773
Parra-González,
M. E. y Segura-Robles, A. (2019). Producción científica sobre gamificación en
educación : un análisis cienciométrico Scientific production about gamification
in education : A Scientometric analysis. Revista de Educación, (386),
113–135. https://doi.org/10.4438/1988-592X-RE-2019-386-429
Prieto-Egido,
M. (2018). La psicologización de la educación: Implicaciones pedagógicas de la
inteligencia emocional y la psicología positiva. [The psychologisation of
education: Educational implications of emotional intelligence and positive
psychology]. Educación XX1, 21(1), 303–320.
https://doi.org/10.5944/educXX1.16058
Rivera,
D. A., Carrillo, S. M., Forgiony, J. O., Nuván, I. L. y Rozo, A. C. (2018).
Cultura organizacional, retos y desafíos para las organizaciones saludables. Espacios,
39(22), 1–14. Retrieved from
http://bonga.unisimon.edu.co/bitstream/handle/20.500.12442/2165/Cultura
organizacional.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Rodríguez-Cruz,
M. (2018). Construir la interculturalidad. Políticas educativas, diversidad
cultural y desigualdad en Ecuador. Íconos. Revista de Ciencias Sociales,
(60), 217–236. https://doi.org/http://dx.doi.org/10.17141/iconos.60.2018.2922
Rodríguez-Fuentes,
A. y Fernández-Fernández, A. D. (2018). Actitudes ante la diversidad cultural
de progenitores y descendientes. Eficiencia de la influencia por su grado de
confluencia. Arbor, 194(788), 1–15. Retrieved from
https://doi.org/10.3989/arbor.2018.788n2011
Rodríguez,
M. (2017). Currículum, educación y cultura en la formación docente del siglo
XXI desde la complejidad. Revista Educación Y Humanismo, 19(33),
425–440. https://doi.org/http://dx.doi.org/10.17081/eduhum.19.33.2654
Smith,
P.y Smith, J. (2018). Investigar en Educación. Conceptos básicos y metodología
para desarrollar proyectos de investigación. Educatio Siglo XXI, 36(1),
263–266.
Sonlleva-Velasco,
M., Sanz-Simón, C. y Torrego-Egido, L. (2018). El retrato de Franco, el de José
Antonio y el crucifijo. Construcción de la identidad nacional en los escolares
de posguerra. El Futuro del Pasado, (9), 331–363. https://doi.org/http://dx.doi.org/10.14516/fdp.2018.009.001.012
Tah
Ayala, E. D. (2018). Las relaciones internacionales desde la perspectiva
social. La visión del constructivismo para explicar la identidad nacional. Revista
Mexicana de Ciencias Políticas Y Sociales, LXIII(233), 389–403.
https://doi.org/10.22201/fcpys.2448492xe.2018.233.62593
Uribe
de Hincapié, M. T. (2019). La elusiva y difícil construcción de la identidad
nacional en la Gran Colombia. Co-Herencia, 16(31), 13–44.
https://doi.org/10.17230/co-herencia.16.31.1
Valera-Ordaz,
L. (2018). Medios, identidad nacional y exposición selectiva: predictores de
preferencias mediáticas de los catalanes. Revista Española de
Investigaciones Sociológicas, (164), 135–154.
https://doi.org/10.5477/cis/reis.164.135
Vásquez,
S., Vásquez, S. A., Vásquez, C. A., Alania, R., Díaz, M. y del Águila, M.
(2020). El perfil del docente investigador: hacia sus dimensiones y
fortalecimiento The profile of the research teacher: towards its dimensions and
its strengthening. Apuntes Universitarios, 10(4), 69–88.
https://doi.org/https://doi.org/10.17162/au.v10i4.492
Velasco-Cruz,
S. (2016). Racismo y educación en México Racism and Education in Mexico. Revista
Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, 61(226), 379–407.
https://doi.org/10.1016/S0185-1918(16)30015-0