La psicología del arte analizada
desde la melancolía en la obra “El laberinto del minotauro”
The
psychology of art analyzed from melancholy in the work "The minotaur's
labyrinth"
ARTÍCULO GENERAL
A psicologia da arte analisada a
partir da melancolia na
obra "O labirinto do minotauro"
Raul Demetrio Arredondo Gamis https://orcid.org/0000-0001-5851-976X Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa Slink Victor Dueñas Silva https://orcid.org/0000-0002-5552-8449 Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa
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Melancholy in “The
Minotaur's Labyrinth” by Ricardo Córdova Farfán is a reflective and theoretical investigation
immersed in the field of Freudian aesthetics. This article was based on the
premise that the unconscious structures of the painter's psyche had a direct
relationship with his work, since artistic creation cannot be dissociated
from the creator's unconscious, but is a faithful reflection of his
perception, of his world. interior and your imagination. Thus, the purpose of
the article was to analyze at the level of psychoanalysis the psychological
presuppositions in the work "El laberinto del minotauro" by Ricardo Córdova
Farfán, focusing on the theory of melancholy.
Likewise, the specific objective was to analyze at the level of the
psychology of art and aesthetics some works by Ricardo Córdova
where the presence of the melancholic temperament is observed. For the
understanding, analysis and interpretation of Córdova's works, the hermeneutics of symbols was used, as
it is the most appropriate method for this kind of discourse. It was
concluded that “El laberinto del minotauro” by Ricardo Córdova;
It is an allegory of melancholy and the impossibility of finding full
freedom. The painter recreates the Greek myth of the minotaur, but from a
modern art point of view. Under the light of psychoanalytic theory, the
characters that surround Asterión not only reflect
certain states of melancholy as a result of
disenchantment with reality, but above all they reflect some dark structures
of the human being's unconscious. Keywords: The minotaur's labyrinth, melancholy, unconscious,
art, psychology. |
Resumo Melancolia em “O labirinto
do Minotauro” de Ricardo Córdova Farfán é uma investigação reflexiva e teórica
imersa no campo da estética freudiana. Este artigo partiu da premissa de que as estruturas inconscientes do psiquismo do pintor tinham uma relação
direta com a sua obra, uma vez que a criação artística não pode ser dissociada do inconsciente do criador, mas é um reflexo
fiel da sua percepção, do
seu mundo. Interior e do seu
imaginação. Assim, o objetivo do artigo foi analisar no plano da psicanálise
os pressupostos psicológicos da obra "El
laberinto del minotauro" de Ricardo Córdova Farfán, enfocando a teoria da melancolia. Do mesmo
modo, o objetivo específico foi
analisar ao nível da psicologia da arte e da estética algumas obras de
Ricardo Córdova onde se observa a presença do
temperamento melancólico. Para a compreensão, análise e interpretação da obra
de Córdova, utilizou-se a
hermenêutica dos símbolos, por ser o método mais adequado para este tipo de
discurso. Concluiu-se que
“El laberinto del minotauro” de Ricardo Córdova; É uma
alegoria da melancolia e
da impossibilidade de encontrar a liberdade plena. O pintor recria
o mito grego do minotauro, mas
do ponto de vista da arte moderna. À luz da teoria psicanalítica, os personagens
que circundam Asterión não
só refletem certos estados de melancolia
pelo desencanto com a realidade,
mas sobretudo refletem algumas estruturas sombrias do inconsciente do ser humano. Palavras-chave: O labirinto do
minotauro, melancolia, inconsciente, arte, psicologia. |
Introducción
Cuando
una persona asiste a un vernissage, es decir, a una
exposición de arte y ve las creaciones de los artistas, en un inicio no comprende
su verdadero significado, y es tal vez, porque se desconocen ciertas
disciplinas como la psicología del arte, la filosofía del arte, la estética, la
antropología del arte, la semiótica, etc. Estas disciplinas podrían ayudar a
interpretar una determinada obra de arte desde el punto de vista del contexto socio-histórico-cultural y psicológico, en el cual fue
creado la obra.
En el contexto de la ciudad de Arequipa,
hay pocos análisis de investigación sobre la pintura arequipeña del siglo XXI,
a un nivel interdisciplinario e intertextual; frente a esta problemática se
propone en este artículo realizar tentativamente un modelo de análisis desde el
punto de vista de la psicología del arte, incidiendo en la teoría de la
melancolía en la obra "El laberinto del minotauro".
Para esta investigación
hermenéutica, se eligió la obra mencionada previamente del artista Ricardo
Córdova Farfán, en la medida que es el ideal para esta clase de elucubraciones
y porque el pintor es considerado por la crítica nacional e internacional como
uno de los más importantes y representativos de la pintura arequipeña del siglo
XXI.
Sobre
su obra, “El laberinto del minotauro”, esta obra es una reminiscencia del mito
griego, pero bajo una visión del arte moderno donde aparece la melancolía
personificada en Asterión quien se halla solitario, letárgico y triste en medio
del laberinto. Igualmente, este mito está rodeado de otros personajes como:
Minos, Teseo, Pasífae, Ariadna y Dédalo quienes también están cargados de una
historia trágica y una gran expresividad melancólica.
Cabe mencionar que, para el análisis
e interpretación de la obra de Ricardo Córdova, desde la visión de la
melancolía, el artículo se apoya en el psicoanálisis de Freud, en la psicología
del arte de Vygostsky y en la estética. Así, para el
análisis e interpretación hermenéutica de la obra de Córdova, desde la mirada
de la melancolía o síntoma de la tristeza; se pudo acercarse a la misma a través
de categorías de la estructura de la psique Freudiana como: la sublimación, la
transferencia, el estudio del inconsciente, el tratado de la neurosis obsesiva
y la teoría de la melancolía. Fue el propio Sigmund Freud en su tratado
"Duelo y melancolía" quien nos da algunas pautas sobre este tema:
La melancolía se
singulariza en lo anímico por una desazón profundamente dolida, una cancelación
del interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar, la
inhibición de toda productividad y de una rebaja en el sentimiento del sí que
se exterioriza en autoreproches y autodenigraciones
y se extrema hasta una delirante expectativa de castigo (Freud, 1996, P.3477).
Tanto lo consciente cómo lo
inconsciente dado su naturaleza abstracta, no han podido ser definidos de
manera clara ni estudiadas a un nivel empírico y observacionalmente,
sin embargo, el neurólogo Adam Zeman define la
consciencia como:
El
estado pleno de autoconocimiento, la capacidad de percibir, interactuar y de
comunicarnos con el entorno y con otros individuos de la manera integrada que
dicho estado de despierto implica (Quevedo, 2018, P. 16).
Haciendo una inferencia del anterior
concepto sobre la consciencia de Adán Zeman, se puede
sintetizar que la consciencia es tener conocimiento pleno de nosotros mismos y
de nuestro contexto social en el cual nosotros estamos inmersos, aunque este
estado de alerta, puede ser alterado a nivel del
lenguaje, el pensamiento, la memoria y las emociones por ciertas patologías a
nivel neurológico como la psicosis, la esquizofrenia, la depresión, los trastornos
obsesivo-compulsivo y la melancolía.
Por debajo del umbral de la
consciencia está lo inconsciente, que puede describirse como aquella zona
subliminal o subconsciente que no puede controlarla la persona de manera
voluntaria a nivel de la razón. Dentro de la estructura psíquica tripartita en
la teoría del psicoanálisis, es en esta región profunda del inconsciente donde
residen los traumas y las situaciones conflictivas del ser humano como las
neurosis y las histerias.
Una obra de arte como "El
laberinto del minotauro" de Córdova, no sólo tiene un sentido lineal de
significación a nivel formal, como es la composición y sus diferentes elementos
como: el color, la luz, el peso visual, etc. Sino que esta obra tiene un
sentido latente, un sentido oculto, cuyo contenido traspasa lo explícito, es
decir, que este texto o discurso pictórico refleja una significación escondida.
Por
eso, el objetivo general del presente artículo fue analizar a nivel del
psicoanálisis los presupuestos psicológicos en la obra "El laberinto del
minotauro" de Ricardo Córdova Farfán, incidiendo en la teoría de la
melancolía. Asimismo, se tuvo como objetivo específico Analizar a nivel de la
psicología del arte y la estética algunas obras de Ricardo Córdova donde se
observa la presencia del temperamento melancólico.
Metodología
El
estudio fue cualitativo y puede ubicarse según la gnoseología dentro del
segundo nivel del conocimiento, es decir, el conocimiento pre-científico.
Se indica que formó parte de este conocimiento, en la medida que su finalidad
no fue demostrar en el campo del positivismo reduccionista resultados a un
nivel matemático o estadístico, es decir, no se midieron indicadores, no
obstante, el conocimiento que se ha obtenido en el análisis hermenéutico de la
pintura "El laberinto del minotauro", objeto de análisis en la
presente, debe comprenderse como un conocimiento de divulgación; producto de un
estudio crítico, sistemático y bibliográfico. Es crítico porque surge de un
proceso reflexivo apoyado en teorías psicológicas como el psicoanálisis y la
filosofía del arte.
Asimismo, aparte de usar algunos elementos
de la investigación cualitativa, también se tomaron en consideración algunas
estrategias metodológicas de la investigación exploratoria y descriptiva, pero
sobre todo el estudio se apoyó en el método y la técnica de interpretación
hermenéutica para analizar la complejidad del lenguaje pictórico en la obra de
Córdova.
La hermenéutica como teoría
filosófica y método en la comprensión e interpretación de textos se ha
utilizado en todos los campos del conocimiento humano, excepto en las artes
plásticas, empero, se debe también tener en cuenta que una pintura también es
un texto, un discurso, un lenguaje que puede ser interpretado a un nivel
hermenéutico de los símbolos. Es por esta razón que en la presente se hizo uso
de la hermenéutica equivocista en el análisis de la
obra de Ricardo Córdova mencionada previamente.
Resultados y discusión
La
filosofía, como saber teorético sobre la realidad, para algunos exégetas no
nació con el florecimiento de la cultura clásica griega, sino que los problemas
sobre el ser, la existencia y el valor de la vida ya fueron tratados en gran
profundidad en los libros sagrados como: El Ramayana, el Majabharata,
el Tao Te ching y el libro de los muertos,
provenientes de las culturas, hindú, China y Egipcia, sin embargo, es en Grecia
en donde aparece el término “logos” como principio, conocimiento, ciencia y
explicación racional sobre los aspectos generales del ser y del universo. Es
así que los griegos con el surgimiento de la filosofía
se aislaron del pensamiento mítico, mágico y religioso de las culturas
precedentes.
Dentro de las etapas de la historia
de la filosofía es importante destacar algunas características para ubicar el
racionalismo en la cultura occidental. En el período clásico la filosofía se enfocaba
sobre todo en la cosmología. En la edad media que duró aproximadamente un
milenio la ciencia queda estancada porque el centro y explicación ontológica de
todo cuanto existe se da a un nivel teológico, pero la fase más importante y
determinante en la construcción de la sociedad y del pensamiento del siglo XX y
XXI es la etapa contemporánea, pues en esta época se establece la razón y la
ciencia como modelo de conocimiento.
En la historia de las doctrinas
filosóficas hay pocos hombres que han sido elegidos por la naturaleza para
cambiar el pensamiento de la humanidad a un nivel ontológico, gnoseológico y a
un nivel axiológico. Uno de estos visionarios es el filósofo René Descartes,
pues a través de su discurso, la filosofía se separa de la teología; dando paso
así a la autonomía de la filosofía como modelo de ciencia e investigación a
nivel empírico y nacional. Uno de los estudiosos más agudos de la obra de
Descartes es Jaume Xiol y el afirma:
Ciertamente, con
Descartes y la nueva interpretación de la realidad y del conocimiento que
necesitaba la ciencia moderna, comenzó un nuevo camino en el mundo de las
ideas, hasta el punto de representar una auténtica fractura con relación a toda
la filosofía anterior. A partir de sus tesis y planteamientos, y también
confrontarlos, todos los filósofos posteriores tuvieron que posicionarse. Se
sucedieron las problemáticas y las discusiones, cuyas evoluciones dieron lugar
a las distintas familias filosóficas con las que, convencionalmente, las
historias del pensamiento han intentado ordenar su desbordante historia. (Xiol, 2015, P. 11).
Con la luz de las elucubraciones
mentales de los filósofos: Descartes, Spinoza Leibniz, el racionalismo como
disciplina filosófica llegó a la cumbre del conocimiento gnoseológico en el
siglo XVI. Posteriormente y en oposición al racionalismo surgió el empirismo
encabezado por los filósofos Locke, Berkeley y Hume, estos pensadores sostienen
que el conocimiento es producto de la percepción de los sentidos y de las
impresiones.
Antes de entrar en el análisis
profundo de los personajes de la obra “El laberinto del minotauro” de Ricardo
Córdova, pero desde una perspectiva psicoanalítica; en esta parte de la
investigación hermenéutica, nos interesa conocer algunas características
gnoseológicas del racionalismo cartesiano. Los racionalistas sostienen que
nuestros conocimientos acerca de la realidad proceden de la razón, asimismo el
conocimiento es connatural al ser humano a semejanza del innatismo platónico.
Para la teoría cartesiana el asiento básico del conocimiento no son los
sentidos como creen los
empiristas sino es el entendimiento como facultad única y exclusiva del hombre.
En el racionalismo cartesiano es
importante destacar que la idea como constructo mental representa a la realidad
y de allí su fórmula “Cogito ergo sum” como criterio de verdad. También debemos
destacar que uno de los aportes más grandes en el campo de la epistemología es
la duda metódica cartesiana y sus reglas como: Análisis, síntesis y la regla de
las numeraciones, reglas que van a determinar y fijar como estudiar la realidad
de manera objetiva y evidente, para de esta manera alejarnos del irracionalismo
y la incertidumbre. Sobre los pilares del racionalismo y del empirismo se ha
construido la cultura occidental y se ha reafirmado y consolidado, el
positivismo de Auguste Comte.
En 1960 aparece un libro
extraordinario del estadounidense Thomas Khun
denominado “Estructuras de las revoluciones científicas”. A partir de la
publicación de esta obra, hay un cambio radical en la orientación filosófica y
sociológica del conocimiento. Khun sostiene que toda
teoría tiene una estructura dinámica y que todos los paradigmas que habían dado
solución a una problemática en un periodo determinado y en un contexto
histórico – social, estas teorías entraban en crisis para dar lugar a otra
teoría. Siguiendo esta teoría, el modelo del racionalismo cartesiano y el
empirismo lockeano se pone en cuestionamiento con la
aparición de la filosofía psicoanalítica fundada por Sigmund Freud; aunque,
esta tendencia psicológica ha sido vilipendiada en sumo grado por la crítica
especializada, sobre todo por la psiquiatría, pero también debemos reconocer
que ha tenido grandes aciertos en el campo terapéutico y en las humanidades.
En el siglo XXI, la teoría
psicoanalítica no solamente es utilizada en el campo de la psicología clínica
como terapia, sino también entra en los análisis de los discursos literarios y en
la psicología del arte. En el campo de la literatura ha aparecido una nueva
tendencia denominada psicocrítica, un método que
consiste en analizar la obra a partir del discurso literario y no de la
biografía del autor. El creador de la psicocrítica y
máximo exponente Charles Mauron, establece que la psicocrítica tiene como característica fundamental el uso
de las teorías freudianas en el análisis literario. El ejemplo más conocido de
esta teoría literaria, es el estudio de la tragedia
“Edipo rey” del dramaturgo Sófocles, en donde se afirma de manera categórica el
deseo del hijo de poseer a su madre y matar a su padre, pues recordemos que
Edipo mata a su padre Layo rey de Tebas y se casa con su madre la reina Yocasta
y de ella tiene cuatro hijos: Antígona, Ismena,
Polinice y Eteocles.
En el psicoanálisis las estructuras
de la psique propuestas por Sigmund Freu, son
determinantes para el análisis de la obra creada como del creador. Esta
explicación es evidente en el surrealismo en donde se evidencia la personalidad
inconsciente del artista y su efecto catártico o descarga pulsional expresado
en la obra de arte. La diferencia de la psicología del arte y la psicocrítica, radica, en que la psicología del arte toma
como base el contexto social, la personalidad del artista y la simbología del
lenguaje artístico; en cambio la psicocrítica sólo
analiza el discurso literario.
El modelo psicoanalítico freudiano
se valió de la literatura, la escultura y la pintura como metáforas para poder
explicar algunas estructuras de la psique en relación con el complejo de Edipo,
la sexualidad, la libido y la naturaleza pulsional del artista. Son prueba de
ello “un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci”, el “Moisés”de
Miguel Àngel y “Dostoivski y el parricidio”.En la práxis, el modelo
psicoanalítico freudiano, ha sido llevado con sutileza y una aplicación
extraordinaria al campo de la pintura; por el crítico de arte Daniel Schneider
con su obra “El psicoanalista y el artista”. En esta obra, el curador analiza
profundamente la captación del subconsciente en el pintor francés Eugéne
Delacroix, el simbolismo en Marc Chagall y los conflictos sociodramáticos
en Pablo Picasso.
Para la escuela psicoanalítica en el
centro de toda narrativa mítica se oculta un aspecto de la realidad, pues a
través del mito como segunda esfera del conocimiento, no sólo podemos explicar
el origen del universo; el surgimiento de una cultura, sino también podemos
explicar los aspectos inconscientes de la mente. Hay tratados interminables y
análisis extraordinarios como del mitólogo Robert Graves en relación con “El
laberinto del minotauro” sin embargo, nuestro estudio en esta parte de la investigación, se centra en la misma naturaleza del
minotauro, pero bajo la luz de la teoría psicoanalítica incidiendo en el inconsciente
y en el estado melancólico.
Según la historia de la psicología,
esta disciplina formaba parte de la filosofía, fue Platón el primer filósofo en
hablar de la inmortalidad del alma mediante mitos y alegorías. En el diálogo
llamado “Fedro” Platón sostiene que el alma de las personas posee una fuerza
oscura que entorpece a la razón personificado por el caballo negro. Esta fuerza
oscura e indomable en la teoría psicoanalítica es análogo al “ello” al
“inconsciente”.
Hemos distinguido
en cada alma tres partes diferentes por medio de la alegoría de los corceles y
del cochero. Sigamos, pues, con la misma figura. Uno de los corceles, decíamos
es de buena raza, el otro es vicioso. Pero ¿de dónde nacen la excelencia del
uno y el vicio del otro? Esto es lo que hemos dicho y lo que vamos a explicar
ahora. El primero tiene soberbia planta, formas regulares y bien desenvueltas,
cabeza erguida y acarnerada; es blanco con ojos negros; ama la gloria con sabio
comedimiento; tiene pasión por el verdadero honor, obedece, sin que se le
castigue, a las exhortaciones y a la voz del cochero. El segundo tiene los
miembros contrahechos, toscos, desaplomados, la cabeza gruesa y aplastada, el
cuello corto; es negro, y sus ojos verdes y ensangrentados; no respira sino
furor y vanidad; sus oídos velludos están sordos a los gritos del cochero, y
con dificultad obedece a la espuela y el látigo (Platón, 2005, P. 519).
En el psicoanálisis de Freud es
importante señalar la existencia de una parte instintiva del yo, y que para
Platón como vemos en el anterior o fragmento está representado por la fuerza
descomunal del caballo negro. Sigmun Freud a pesar de
haberse graduado de doctor en la facultad de medicina de la universidad de
Viena en 1873, sin embargo, sus teorías sobre la estructura de la psique humana
no son de naturaleza anatómica, por lo tanto, no están relacionados con
determinadas regiones del cerebro a un nivel neurológico. La teoría freudiana
se caracteriza porque hace un viaje a las profundidades de la mente a un nivel
metafórico, estableciendo tres regiones, el inconsciente, el preconsciente y el
consciente.
Para el análisis de la obra “El
laberinto del minotauro” de Ricardo Córdova, desde la perspectiva del
psicoanálisis, partimos de la interrogante ¿Qué relación existe entre el mito,
la melancolía y la sublimación como un factor clave de la creatividad? En los
anales de la historia de la mitología cretense encontramos la historia terrible
de la unión de un toro blanco (engendrado por el Dios Poseidón) y la reina Pasífae
de cuyas entrañas nació un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro.
Al levantar las
ropas de la reina, un gesto de alarma turbó el rostro de la matrona. El vientre
de la parturienta hervía como un estanque de agua sulfurosa. Algo no iba bien.
La mujer dispuso sus instrumentos y se preparó para un parto difícil.
Cuando el nuevo
ser vio la luz, las dos mujeres retrocedieron aterrorizadas. Del útero de la
reina emergió un ser monstruoso. Su cuerpo de hombre estaba coronado por una
cabeza de toro; cuernos dorados, belfos carnosos, ojos bovinos. Agitaba sus
miembros intentando incorporarse, pero no podía fijar sus pies con seguridad.
El monstruo cayó al suelo y abrió sus fauces emitiendo un bramido agudo y
mostrando unos dientes impropios de un bóvido. Pasífae, desfallecida por el
esfuerzo, fue conducida un lecho en compañía de su hijo. Un extraño olor,
parecido al de un establo, inundaba la habitación cuando Minos entro para
conocer a su nuevo hijo. (Souvirón, 2017, P. 41).
Figura 1. Pasífae y el
minotauro (119)
En la anterior ilustración
observamos a una criatura híbrida de naturaleza bestial, con cuerpo de hombre y
cabeza de toro, quien se halla sentado plácidamente sobre el peplo de la reina
Pasífae. En la configuración física del ser humano es esencial la cabeza,
porque es la base del cerebro y el cerebro es el asiento de la razón, la
conciencia y el pensamiento. El minotauro, cuyo nombre es Asterio
o Asterión carece de la cabeza humana. El término de “carencia” en el
psicoanálisis tiene una connotación muy diferente al significado lineal y
denotativo del lenguaje; pues no sólo expresa falta o ausencia de algo, sino
que adquiere la connotación de privación, por lo tanto, hay una relación
directa de causa efecto, que lo podemos tomar como privado de la razón, privado
de juicio. Esta es nuestra primera aproximación en el análisis del minotauro
bajo el enfoque psicoanalítico.
Con
el paso incesante de los años, el crecimiento económico de creta bajo el
reinado del monarca Minos llegó a la cúspide. El esplendor o la edad de oro de
los cretenses se vio reflejado en el dominio comercial de todo el mediterráneo,
sin embargo, no todo es bienestar para la casa real, porque la reina Pasífae y
el rey Minos sienten vergüenza por Asterión; que, con el paso del tiempo, sus
impulsos de lo primitivo y salvaje están dispuestos a estallar. Por este motivo
es arrojado a las entrañas oscuras de un laberinto construido por el artífice
Dédalo.
Algunas noches,
empero, cuando el silencio se cernía sobre la tierra de Cnosos, un lejano gemido,
el fleco desgajado de un bramido distante, se oía
desde las estancias reales. Era apenas perceptible, y nadie parecía reparar en
su existencia. Sin embargo, al oírlo Pasifae se revolvía en su lecho, se tapaba
los oídos con las manos e intentaba conciliar el sueño y alejar de sí el
horrible remordimiento. Cuando el sueño la vencía, de nuevo el quejido
penetraba como un aguijón en su cabeza, recordándole el infausto coito y, a la
vez, el indecible placer; el ingrato remordimiento y la dulce sensación de agotamiento
que invadieron su cuerpo aquella noche (Souvirón,
2017, P. 49).
El encierro del minotauro en los
oscuros pasadizos del laberinto, creemos que se deben a tres razones: la
primera radica en evitar la violencia de los instintos primitivos de Asterión
sobre los habitantes de Cnosos. La segunda razón por el cual es enviado el
minotauro al laberinto sombrío, es que el ideal de los
cretenses en lo referente al arte y la belleza estaba ligado al equilibrio, a
la armonía, a lo sublime a lo delicado en contraste con lo grotesco y lo
monstruoso que representaba el minotauro.
Teseo se había
escondido debajo de la paja sucia conteniendo las náuseas, respirando despacio,
decidido a dar el primer golpe. Desde allí lo veía perfectamente: brazos de
acero, piernas de mármol, cerdas hirsutas recorriendo su cuerpo, costras
sanguinolentas infestadas de parásitos latiendo sobre sangre seca. Dos pitones
afilados y ennegrecidos coronaban su frente, belfos enormes y húmedos, fauces
semiabiertas, dientes biliosos y ojos grandes, enrojecidos, de pupilas
dilatadas por la obscuridad, una mirada que transmitía resentimiento y
tristeza. (Souvirón, 2017, P. 84).
La tercera causa por el cual es arrastrado Asterión a vivir en la lóbrega mansión es para
ocultar las desviaciones o perversidades de la reina Pasífae, aberraciones que
se ven ante la sociedad cretenses como antinatural en el plano moral y
biológico; es decir para ocultar la vergüenza, terminó, que en el mito adquiere
una dimensión fenomenológica de malestar, un terror de ser y hasta una
preocupación existencial.
En el psicoanálisis es importante
comprender dentro de la estructura tripartita de la Psique humana el
“inconsciente”. Asimismo, es muy difícil definir de manera certera y completa
esta noción, puesto que ha pasado por diferentes disciplinas como la filosofía,
la psiquiatría, la neurología y la antropología, no obstante, hemos tratado de
aproximarnos a algunas características del “inconsciente” que nos han ayudado
en el análisis de la pintura “El laberinto del minotauro” de Ricardo Córdova.
La noción del “inconsciente” en la filosofía nihilista de Arthur Schopenhauer
aparece como una carencia de voluntad, como una carencia de control en relación
con un cogito consciente. Lo que diferencia al homo Sapiens del animal, no sólo
es la voluntad, el control y el lenguaje, sino es sobre todo el conocimiento
reflexivo y criticó sobre la realidad.
Desde el punto de vista del
psicoanálisis, el minotauro al ser un animal irracional,
no existe en él una censura que haga de control de los deseos del inconsciente;
no hay en él la instancia prohibitiva que habla de reprobación de lo primitivo
y salvaje. En el minotauro sólo prevalecen las pulsiones de agresión cuyo único
fin es la destrucción y la pulsión de autoconservación cuyo objetivo solamente
es la alimentación. Por estos motivos, cuando el príncipe Teseo entra en el
laberinto de las sombras encuentra en cada pasadizo sólo huesos y sangre:
Un escalofrío
encogió su cuerpo mientras empezaba a sudar; el ungüento de Ariadna surgía de
sus poros, notaba la humedad en sus miembros. Se despojó de la túnica con
cuidado, con sus ojos cada vez más hechos a la escasa luz, creyó distinguir
sobre el suelo más huesos, hierba sucia, seca, forraje manchado de sangre.
Advirtió que se encontraba en una estancia algo más ancha, un lugar de
pesadilla. Por un momento imagino el destino del monstruo, su vida entre las
tinieblas de aquella tumba, su sentencia a una noche perpetua, como si
estuviera en vida condenado al Hades. (Souvirón,
2017, P. 81).
De la inmensa producción artística
de Ricardo Córdova “El laberinto del minotauro” es el único óleo en donde el
personaje central se remonta a la mitología griega. Si observamos detenidamente
esta pintura podemos ver intrincados laberintos que el artista ha logrado a
través de trazos y efectos de luz, en medio del laberinto está el minotauro pero desprovisto de su ferocidad; su rostro
lánguido y negruzco apenas se observa por la obscuridad del laberinto, sus ojos
están dirigidos hacia abajo como señala de humillación y sufrimiento, su
respiración es acelerada por la incertidumbre y la autonegación. Al observar
esta obra podemos sentir sobre la superficie de nuestra piel como recorre el
silencio la desolación y la melancolía.
Figura 2. Ricardo Córdova -
El laberinto del minotauro (120)
Nota. Óleo
sobre lienzo 2010 - 125x200 cm
El significado de la melancolía
desde sus orígenes ha estado ligado inminentemente a la locura divina, a la
tristeza, a la angustia y a los cambios de humor causados por la bilis negra.
En la teoría psicoanalítica la melancolía está relacionado con la neurosis. El
minotauro ha sido negado por su madre Pasifae, es decir, hay una falta una
ausencia de afecto familiar, por lo tanto, hay una neurosis de abandono. Esta
falta de amor y afecto llega a ser expresado no sólo en la melancolía, si no en
la violencia física, por este motivo el minotauro devora hombres. Asimismo, en
el minotauro encontramos una neurosis de destino, pero un destino que sólo
produce una serie de encadenamientos funestos y desagradables.
El tiempo había
hecho su trabajo. Y el laberinto también. Encerrado en aquellos lóbregos
sótanos cuya salida sólo podía encontrar Dédalo, Asterión, pues así habían
llamado al monstruo, había desaparecido casi por completo de la vida de Minos y
Pasifae. Los reyes sabían que aquel nombre que habían utilizado para enmascarar
el dolor del presente con el recuerdo de aquel amado rey del pasado, no
perduraría, pues nadie lo llamaba así, sino Minotauro, según había anticipado
Poseidón. (Souvirón, 2017, P. 48).
El mito del laberinto ha sido objeto
de atención y estudio por diferentes pintores como F. Watts, Edouard Charse, Paul Klee y la
serie de la Tauromaquia de Pablo Picasso. Pero es en la obra de Ricardo Córdova
en donde el minotauro aparece casi humanizado, postrado en su sufrimiento,
postrado en su desesperanza; abatido en la melancolía por la imposibilidad de
encontrar la libertad. Esta idea de melancolía puede ser extendido al umbral
del subconsciente del creador Ricardo Córdova, puesto que las emociones y los
sentimientos del pintor no son ajenos a lo creado.
En la teoría freudiana es
interesante la categoría de la sublimación. Desde el punto de vista del
psicoanálisis entendemos por sublimación, al desplazamiento de ciertas
pulsiones del inconsciente al arte, es decir, que la creatividad artística
tiene una relación directa con el inconsciente. Si desde el punto de vista de
la sublimación hay una estrecha relación entre el arte, el artista y la
melancolía; podemos inferir de manera objetiva y certera, que los mecanismos
que emplea el pintor Ricardo Córdova para la estructuración perfecta del
discurso artístico, no sólo están en el conocimiento perfecto de la técnica de
la pintura, sino también corresponden al mundo psíquico del artista y al poder
de transferencia que posee Córdova para concretizar de manera inteligible y
estética sus estados de ánimo y su melancolía, por lo tanto, el minotauro
podría representar también el lado oscuro de su ser.
Figura 3. Ícaro, Dédalo y
Pasífae - Arte pompeyano (121)
Uno de los personajes más
controvertidos y poco estudiado dentro del mito del minotauro es la reina
Pasífae, hija del Dios Helios y la ninfa marina creta, hermana de la maga y
hechicera Circe y Eetes rey de la cólquida. Pasífae
también era conocida como Perseis (la que brilla para
todos). Pasifae contrajo matrimonio con el rey Minos, monarca del trono de
creta, de quien tuvo seis hijos: Acacálide, Ariadna, Androgeo, Catreo, Glauco y Fedra.
Según las crónicas de Apolodoro Pasífae no solamente tuvo hijos para el rey
Minos, sino también para Hermes e inclusive para Zeus. Lo polémico y
controversial en la vida de la reina de Creta, está en haber engendrado al
minotauro como producto de su deseo sexual incontrolable por el magnífico toro
blanco, regalo del Dios Poseidón.
De pronto, algo la
detuvo, la mano de un gigante que aferraba sus hombros y le impedía moverse.
Volvió a sentirse inflamada por el deseo brutal, por la agitación del toro. Se
rindió definitivamente y se lanzó hacia la grupa en el momento en que el
miembro penetraba en el interior de la máquina. Lo veía agitarse, latir,
golpear, oía sus mugidos, sus golpes, que acompañaban sus gritos, mientras que
la vaca temblaba de modo que parecía que estuviera a punto de derrumbarse. (Souvirón, 2017, P. 38).
Uno de los aportes más grandes de la
cultura griega a la humanidad a parte de la filosofía, la arquitectura, la
escultura es su mitología, que hasta el siglo XXI sigue fascinando a
historiadores, antropólogos, psicólogos y sobre todo a los literarios. Los griegos
en su alarde por la fantasía poblaron el cielo, la tierra y el mundo
subterráneo, de titanes, dioses, semidioses y héroes. La característica
principal de estas deidades es que estaban magnificadas, idealizadas, no
obstante, tenían las mismas virtudes y defectos que las criaturas humanas.
En el mito griego, los hijos más
conocidos de Saturno; Señor del universo, y la diosa Rea son: El poderoso
Olímpico Zeus, quien se encarga del cielo constelado de estrellas; el inmenso
Hades quien se encarga de gobernar la morada de las sombras y Poseidón que ganó
el dominio de los mares. Para nuestro objetivo, en esta investigación
resaltamos la presencia del Dios Poseidón, de quien los vates dicen:
Ofrezco las
primicias de mi canto a Poseidón, gran dios que sacude la tierra y la vasta
superficie de los mares. Hélice y Egas de vastas playas están entre tus
dominios. Doble es el honor, estremecedor de continentes, por el que los
hombres te rinden homenaje: el de domador de caballos y el Salvador de sus
navíos. ¡Salve Poseidón, dios la negra cabellera! Que los que están en el mar
gocen de tu benevolencia y tú socorro. (Ferraté,
1968, P. 91).
Poseidón el dios de las aguas y las
tempestades no estaba exento de las pasiones humanas. Poseidón, como principio
húmedo, era noble en sumo grado, porque al unirse con la diosa Demeter (El suelo fecundo) hacían posible la vida, sin
embargo, en el dios marítimo también prevalecía la cólera y la melancolía, pues
según el mito Poseidón llegó a matar a sus seis hijos arrojándolos en las
entrañas oscuras de la tierra.
En la leyenda del minotauro,
Poseidón, también conocido en el mundo romano con el nombre de Neptuno, aparece
como un dios vengativo. A la muerte del rey de Creta, Minos hijo de Zeus y de
Europa asume el gobierno de Cnosos con la ayuda del rey de los mares, Poseidón
hace surgir del mar espumoso un magnífico toro blanco, con la promesa de
sacrificarlo en su honor. El rey Minos desobedece y conserva al animal con
vida, y el dios marino castiga a Minos haciendo que la reina Pasífae se enamore
del toro blanco.
Desde el lugar en
que se hallaba, Pasífae contemplaba la increíble escena, atrapada también por
el prodigioso escenario sobre el que Minos, su esposo, estaba siendo proclamado
rey de Creta por designio de los dioses. La futura reina examinó entonces el
cuerpo del toro, admiro sus miembros, sus esculturales músculos, sus ojos
profundos. Un extraño e inesperado cosquilleo recorrió sus muslos y sin poder
evitarlo, entorno los labios y se los humedeció levemente con la lengua. (Souvirón, 2017, P. 24).
En la tragedia griega, una de las
constantes que se repiten en la trama, es el cumplimiento del destino. Sus
personajes no pueden salirse del designio de los dioses. Un ejemplo es la
tragedia “Edipo rey” de Sófocles, en donde el parricidio y el incesto flotan en
una atmósfera trágica inclusive antes de los acontecimientos. En el caso
específico del mito del minotauro, prevalece la idea de venganza y la ira
implacable que reside en el alma de Poseidón sobre el rey Minos, aunque la acción
trágica recae sobre la reina Pasífae:
¾ ¿Cómo
conseguidas que el toro se encele?
Preguntó
la reina.
Dédalo,
que había comprendido las intenciones de la mujer, se atrevió a decir:
¾ Poderosa
Pasífae, ¿estás segura de lo que pretendes hacer? Bien sé que no puedo
interferir en los designios de una reina, pero, como leal servidor de su casa,
debo intentar disuadirte. Algún dios te está empujando a llevar a cabo un acto
irreparable. Ella endureció su rostro y respondió:
¾ En
efecto, no debes interferir. Y si, como dices, un dios me está empujando, ¿cómo
podría evitarlo? Responde a mi pregunta. (Souvirón,
2017, P. 35).
En
el anterior diálogo entre Dédalo y la esposa de Minos, notamos que la reina
Pasífae, quien mueve los hilos de la trama, es víctima de la desventura y la
fatalidad; es víctima de la venganza de Poseidón, y
por lo tanto, también se pone en escena la inexplicable desgracia de los
habitantes de Cnosos frente al designio de los dioses; en síntesis, por encima
de la voluntad humana están los preceptos de los inmortales.
Desde el punto de vista de la
relación de semejanza entre los símbolos; las creencias y los sucesos dentro de
la trama del minotauro; tanto Ovidio, como Plutarco y Apolodoro han visto todo
un sistema de símbolos de la sociedad cretense. En los rituales en honor a la
luna (Pasífae) las danzas no solamente era un espectáculo, sino que mediante el
ritmo y el trance; los dancentes entraban en comunión
con los dioses, la naturaleza y las fuerzas oscuras de la muerte; suprimiendo
así las fronteras entre los dioses y los hombres. Durante este rito lunar la
reina Pasífae utilizaba cuernos de vaca y el peplo con figuras de animales;
mientras que el rey Minos observaba el ritual cubierto con una máscara del
toro. Desde este punto de vista simbólico, Pasífae representa al universo y el
rey representa al poder sin límites.
En el siglo XXI el desarrollo del
psicoanálisis ha sido fructífero, a tal extremo que su función ha traspasado
las fronteras de la psicología para abarcar otros campos como la sociología, la
pedagogía, la biología; llegando inclusive a la pintura a través de la
psicología del arte. Desde la óptica del psicoanálisis la fecundación de la
reina Pasífae por el toro blanco y el nacimiento del minotauro no es, sino la
expresión de ciertas formas de desviación del instinto sexual con respecto a la
fecundación biológica cuya finalidad es la procreación normal y natural, por lo
tanto, desde la visión del psicoanálisis encontramos una perversión que
transgrede la realidad psíquica de la moral; asimismo, si el instinto del
inconsciente se sobrepone a los códigos del consciente o del super yo, las
consecuencias son graves; pues de las uniones prohibidas sólo pueden nacer
monstruos, es decir, el placer perverso unido a la satisfacción pulsional sólo trangrede las reglas de la cultura.
Figura 4. John Vanderlyn - Ariadna durmiendo en naxos
1812 (122)
Nota.
174x221 cm. Academia de bellas artes Pensilvania
Un personaje clave en la trama del
laberinto del minotauro es la princesa Ariadna, hija del rey Minos y la reina
Pasífae; es importante porque ella es el artífice de la muerte del minotauro,
pero es a la vez la víctima de los tormentos del amor y sus consecuencias
trágicas. Si analizamos las formas en que se manifiesta el amor según Platón,
tenemos que la reina Pasífae está en el plano del instinto erótico en su forma
más primitiva y perversa; en cambio Ariadna está en el plano del enamoramiento,
en donde el amor nace de la contemplación física de la persona:
El rey lo miraba
con recelo, hurgando una y otra vez en el abismo de su memoria en busca del
lugar o el momento en que no había visto antes. Detrás del soberano, sobre un
asiento de madera labrada, una muchacha contemplaba absorta al desafiante
extranjero. No podía apartar la vista de su rostro; percibía su determinación,
su fuerza, su audacia; admiraba sus piernas abiertas, que apoyaba en el suelo
semejante a un coloso, sus brazos fuertes como árboles, sus ojos profundos, y
su torso erguido en aquel estrado como un roble en medio de un desierto. Era
Ariadna, hija de Minos (Souvirón, 2017, P. 68).
Decimos que la princesa Ariadna es el
artífice de la muerte del minotauro, porque desde su primer encuentro, con el
príncipe Teseo, en su imaginación, en sus sueños y en sus febriles delirios,
estaba naciendo ya, el instinto erótico en las profundidades de su
inconsciente. Al descubrir la verdadera naturaleza de sus sentimientos, la
princesa comienza a hilar un ovillo divino, tan fuerte capaz de lacerar el
cuerpo del minotauro y darle muerte.
Repentinamente se
derrumbó en medio de un sordo estertor. Teseo se levantó y vio el hilo enredado
en sus pies; el hilo de Ariadna lo había derribado. El minotauro rugía, Tensaba
el hilo para romperlo y liberarse de él, pero estaba muy enredado y a cada
intento se enmarañaba más. Sacudiéndose rabioso, sólo conseguía que el hilo
penetrara en su carne, hundiéndose en sus tejidos como un cuchillo en un pedazo
de queso. Teseo se incorporó, vio la tensión del hilo, sabía que si se rompía
estaba condenado a una muerte lenta y cruel. No podía perder tiempo. Se lanzó
sobre el monstruo. (Souvirón 2017, P. 84).
Una vez que ha matado al monstruo,
Teseo salió del oscuro laberinto exhausto y manchado de sangre. Ariadna movido
por el intenso amor lo abrazo apasionadamente y condujo a los atenienses a sus
naves. Semanas después de haber navegado por las profundidades del mar y
después de haber vencido las violentas tempestades, desembarcaron en la isla de
Naxos, donde Teseo abandonó a Ariadna y se enrumbó a
Atenas. En Naxos
la princesa Ariadna vivió durante años, en medio de la melancolía, la tristeza
y la desventura, porque Teseo mató al minotauro gracias a su ayuda, pero no
cumplió con sus promesas de amor.
La desventura de Ariadna es
semejante a la melancolía que padece la sacerdotisa de Hécate, quien poseía
todos los conocimientos del mundo celestial y subterráneo. Jasón Comandante de los Argonautas; juro por todos los dioses del
Olimpo que sería fiel a Medea, siempre y cuando le ayudara a conseguir el
vellocino de oro; custodiado por el dragón hijo de Tifón. Conseguido el
objetivo y ya en el reino de corinto, Jasón se casó con Creusa
hija del rey Creonte, olvidando así su promesa de amor y fidelidad.
Desgraciada de mí,
que me he convertido en la mujer más desdichada de la tierra-aullaba-ojalá Jasón hubiera muerto, yo lloraría, con razón, la
pérdida de un esposo querido. Mis hijos serían ahora huérfanos y no los hijos
de un traidor. (Barceló, 2017, P. 42).
La desdicha de Medea al seguir a
Jasón en su huida, no sólo radica en la renuncia a Colquide de su reino, sino también se convierte en
fratricida al descuartizar a su Hermano Apsirto. De
la misma manera Ariadna, al huir con Teseo no sólo traicionó a su reino Cnosos,
sino que ella es cómplice también de la muerte de su hermanastro Asterión a
manos de Teseo.
¿Cuál es el impulso o pulsión que ha
llevado a la melancolía y a la desventura tanto a Medea como a Ariadna?
Eurípides, uno de los grandes exponentes de la tragedia griega; sostiene que la
grandeza y la miseria, la felicidad y la desgracia del hombre radica en el
doble carácter de Eros, cuya fuerza puede llevar al hombre al odio más intenso pero también a la plenitud del ser. Esta fuerza
perniciosa de Eros es concebida mejor por Antígona en la tragedia de Sófocles:
¡Amor invencible
en la pelea! Amor que en el corazón te infundes, que en las tiernas mejillas de
las muchachas te posas y posas al otro lado del mar y frecuentas las rústicas
cabañas. De ti no se libra nadie entre los inmortales, ni entre los efímeros
hombres; y quién te recibe, se enfurece. Tú de los hombres justos arrancas
injustas determinaciones, para arruinarlos; y también tú has concitado la
rencilla en esta familia. (Sófocles, 1989, P. 328).
Uno de los filósofos que mejor ha
teorizado sobre la naturaleza del amor es Platón. En el banquete o dialéctica
del amor, a través de la conversación que tienen Sócrates, Apolodoro, Pausanias
y Eriximaco, observamos que la naturaleza de la
atracción sexual se remonta al mito de la androginia; hombres esféricos dotados
de doble sexo, cuatro brazos y cuatro piernas, que eran el símbolo de la
armonía y de la felicidad.
Eran tres los
sexos y de tales características por la siguiente razón: lo masculino era en un
principio descendiente del sol, lo femenino de la tierra y lo que participaba
de ambos de la luna, porque también la luna participaba de lo uno y de lo otro.
Y precisamente eran circulares ellos mismos y su manera de avanzar por ser
semejantes a sus progenitores. Eran, pues, terribles por su fuerza y su vigor y
tenían gran arrogancia, hasta el punto de que atentaron contra los dioses.
Entonces Zeus y los demás dioses deliberaron lo que debían hacer con ellos.
Tras mucho pensarlo, al fin Zeus dijo: Me parece que tengo una estratagema para
que continúe habiendo hombres y dejen de ser insolentes, al hacerse más
débiles. Ahora mismo, voy a cortarlos en dos a cada uno. (Platón, 1989, P. 67).
Figura 5. Ariadna y Teseo
(123)
El mito de la androginia de Platón es una
excelente explicación de la naturaleza de la atracción erótica y sus
consecuencias, una explicación del porqué sentimos cierta nostalgia, cierta
melancolía cuando nos separamos del ser amado. El mito de la androginia es una
descripción del sentido oscuro y doloroso que caracteriza las desventuras de
Ariadna y de Medea.
En
el héroe y vencedor del minotauro en creta, también encontramos en su
personalidad ciertos rasgos de melancolía. Este estado de ánimo se conoce en el
campo de la psicología clínica como depresión. Este síndrome psiquiátrico está
relacionado con algunos estados neuróticos y perturbaciones de tipo
psicosomático. Estos estados de empobrecimiento afectivo se manifiestan en
Teseo como un sentimiento de duelo y autoacusación por la muerte de su padre
Egeo rey de Atenas.
Había conquistado
territorios nuevos, había organizado juegos atléticos en el istmo de Corinto, y
delimitado las fronteras entre la región del Ática y la del Peloponeso y, sin
embargo, lejos de sentirse satisfecho, notaba que cada día, cada noche, el
dolor lo acompañaba como un parasito adherido al alma. Entre el estruendo del
mar oriental, que ahora llevaba el nombre de su padre, Egeo, y el húmedo telar
que tejían a su alrededor las salpicaduras de las olas, Teseo el triunfador se
sentía, solo, desamparado. (Souvirón, 2017, P. 10).
La palabra melancolía, etimológicamente
proviene de dos voces griegas (Melas-negros y xolias-humor) y está relacionado con la bilis negra. La
melancolía desde sus inicios siempre estuvo asociada a la tristeza, la angustia
y la ansiedad. Desde el punto del psicoanálisis está relacionada con los
neurotransmisores y el desequilibrio de las sustancias químicas que se
encuentran en el cerebro.
Uno de los intelectuales que mejor
ha estudiado la melancolía como proceso mental es el inglés Robert Burton en su
libro “Anatomía de la melancolía”. En este tratado Burton sostiene que en la
melancolía intervienen muchos factores, como los genes, la falta de afecto y el
contexto social, es decir, que la melancolía es consecuencia de factores
ontogenéticos y filogenéticos.
Si
se aplica esta teoría de Burton, en el análisis de la personalidad del héroe
Teseo en “El laberinto del minotauro” de Ricardo Córdova, tenemos que una de
las causas por el cual sufre de melancolía Teseo; es el abandono que padece
durante la infancia por parte de su padre Egeo. Este sentimiento de tristeza,
este vacío, esta desesperanza que siente Teseo, se va a manifestar no en la
niñez sino en la juventud.
El
nacimiento del príncipe Teseo es paradógico, porque
Egeo rey de Atenas no podía tener hijos en sus dos esposas, Mélite
y Calciópe, atribuyendo estos hechos a la ira de
Afrodita, sin embargo, Medea le prometió procurarle un hijo mediante el uso de
la magia, siempre y cuando Egeo la protegiera de la venganza de Creonte rey de
Corinto. Medea mediante un hechizo emborracho a Egeo e hizo que embarazara a Etra princesa de Trecén. De esta unión mágica nació Teseo y
fue abandonado por Egeo en el reino de Trecén. Esta ausencia del padre va a
provocar que Teseo una crisis emocional tipo melancólico.
En la mitología griega, la
melancolía era considerada como un síntoma de delirio, por eso Ayax trastornado por la locura se lanzó sobre un rebaño de
ovejas, creyendo saciar su sed de venganza; cuando recobró el juicio se vio
cubierto de ignominia y decidió suicidarse. Acontecimiento semejante le sucedió
al gran héroe Heracles que cegado por la ira de Hera,
quedo enloquecido y mato a sus hijos y los arrojó al fuego. Por haber matado al
minotauro y por haber liberado a los atenienses de la siniestra ofrenda, Teseo
fue considerado héroe nacional para los griegos, independientemente de este
acto heroico, en la mente de Teseo siempre estuvo como una sombra su nacimiento
oscuro, porque él nunca supo si era el hijo del dios Poseidón o del rey Egeo.
Asimismo, su melancolía provenía; por la locura de su padre, quien enloquecido
se precipito al vacío.
Desde lo alto del
cabo, el viejo Egeo observaba el barco que navegaba a toda vela, dejando a su
popa una estela blanca que contrastaba con el color de la enorme vela negra.
Las lágrimas inundaron sus ojos a la vez que comprendía la magnitud de su
fracaso: había perdido a su hijo, no había conseguido liberar del vergonzante
tributo a su ciudad. Se incorporó lentamente, temblando de miedo, vencido por
el dolor, y antes de que nadie pudiera detenerlo, dio unos pasos tambaleantes
hacia el abismo del acantilado y, con la mirada fija en la fatídica vela que
anunciaba la muerte de su hijo; se lanzó al vacío deseando acabar con un dolor
que ya no sentía capaz de soportar. (Souvirón, 2017,
P. 102).
Figura 6. El laberinto del
minotauro - 124
En la interpretación o hermenéutica
de una obra, siempre nos encontramos frente a un objeto de estudio (la obra de
arte) sobre la cual centramos nuestra atención, lo ubicamos, lo observamos y lo
analizamos desde diferentes perspectivas, tal es así, que podemos hablar de
tres aspectos: de las relaciones entre el objeto de estudio y el autor, de los
vínculos entre el objeto de estudio y el contenido y finalmente de los lazos
entre el objeto de estudio y el decodificador. El objeto de estudio de nuestra
investigación en esta parte de “El laberinto un del minotauro” de Ricardo Córdova;
se centra en el contenido o en las significaciones del “laberinto”.
Uno
de los escritores latinoamericanos que mejor ha interpretado el laberinto del
Minotauro es Jorge Luis Borges, en su relato corto denominado “La casa de
Asterión”. Este cuento forma parte del libro “El Aleph” conformado por
diecisiete relatos. Cada sexto narrativo no se enfrenta a un mundo extraño en
los que pareciera borrarse de los límites de la realidad y sólo prevaleciera el
caos.
Jorge
Luis Borges en “La casa de Asterión” utiliza un lenguaje metafórico, aforístico
y sobre todo alegórico, para describir y analizar datos reales históricos y el
mito. También encontramos en este cuento temas tan complejos, como el caos, la
soledad del minotauro y la muerte.
Es verdad que no
salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es
infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales.
Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato
de los palacios, pero si la quietud y la soledad. (Borges, 1974, P. 569).
En el anterior fragmento, cuando
Asterión habla de soledad, no sólo se refiere al silencio que hay en el
recinto; sino a su propia melancolía. Desde el punto de vista del
psicoanálisis, se ha demostrado observacional y experimentalmente la
importancia de los cambios emocionales y el papel que desempeña la comunicación
como interacción entre los seres humanos. Cuando las relaciones afectivas-comunicativas
no pueden establecerse normalmente, entonces, aparecen las perturbaciones de
orden psicosomático que traen como consecuencia la melancolía y la depresión.
Desde nuestra postura de
observadores acuciosos, notamos que el relato “La casa de Asterión” nos ubicada
frente a dos contextos diferentes. Por una parte, nos sitúa frente a lo real y
concreto, y por otra parte nos ubica frente a una realidad ficcional, que en la
temática de Borges pareciera una realidad en conformidad con lo real, sin
embargo, son parte ilusoria de un sueño. Es en esta conjunción en donde
Asterión se atarea en su lucha casi humana, pretendiendo ser libre y salir
airoso siempre de sus contiendas, pero al final descubrirá que su existencia
era ilusoria, predestinada y conducida por alguien y que su destino se cumplirá
indefectiblemente.
Desde entonces no
me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre
el polvo. Si mi oido alcanzara todo
los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un
lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto.
¿Será un toro o un hombre? ¿Será talvez un toro con
cara de hombre? ¿Ho será como yo? (Borges, 1974, P. 570).
El anterior monólogo, sólo puede
reflejar la melancolía y el mundo incierto en que vive Asterión, un mundo sin
formas, un mundo de laberintos irregulares, con la única esperanza que llegue
su Salvador, la muerte. Esta prisión compleja de calles cruzados y
construcciones infinitas, fue obra del arquitecto Dédalo, bajo el reinado del
monarca Minos, para contener la furia de Asterión, sin pensar que esta lúgubre
prisión también sería el recinto y prisión de Dédalo y su hijo Ícaro.
Al asistir sobre el carácter
esencialmente psicoanalítico de la obra “El laberinto del minotauro” de Ricardo
Córdova, se infiere que “el laberinto” no es sino una metáfora, que oculta la
represión, un mecanismo severo y cruel que sirve para ocultar el deseo del
inconsciente. Asimismo, el Minotauro, el ser que está encerrado en el oscuro
laberinto es la encarnación del deseo irracional y el héroe Teseo es el ideal
de la un moral del yo.
Figura 7. El rey Minos -
125
El último personaje dentro de la
trama del “laberinto del minotauro” de Ricardo Córdoba, es el rey Minos, un
personaje ambivalente que siempre estuvo entre los hilos de la neurosis
obsesiva, la melancolía y la manía de hybris. No
sabemos con certeza su origen, porque el historiador y Diodoro lo considera
como hijo del rey Zeus y de la bella Europa, sin embargo, el vate Pausanias lo
considera hijo de la ninfa Ida y del rey Licasto.
Desde una mirada psicoanalítica, la
melancolía está situada en el contexto de los estados afectivos, y se ve
expresado como dice el mismo Freud “como una caída de los lazos con los objetos
de la líbido”. Este estado de decamientos
y suspensión del sentido de la vida se manifiesta en el rey Minos por la muerte
de su hijo Androgeo:
Androgeo
visitó Atenas y ganó todas las competiciones en los juegos Panateos.
Pero el rey Egeo sabía de su amistad con los cincuenta hijos rebeldes de Palas
y temiendo que pudiera convencer a su padre Minos de que los apoyara en una
revuelta, organizó una conspiración con los megarenses para tenderle una
emboscada en Énoe, de camino a Atenas, donde iba a
participar en unos juegos fúnebres. Androgeo se
defendió con valentía, pero resultó muerto en la fiera pelea. (Graves, 1985, P.
407).
Afirmamos que el rey Minos tiene un
temperamento melancólico ambivalente, porque después de la muerte de su hijo Androgeo, su estado emocional es cambiante y fluctúa
siempre entre la tristeza y el odio. Este cambio brusco e intempestivo del
estado de ánimo lo podemos enmarcar dentro de la neurosis obsesiva melancólica.
De igual manera, el rey Minos sufre de delirios de hybris
(transtorno paranoide que genera un ego desmedido)
porque no solamente es un cruel tirano que demanda como tributo de jóvenes
atenienses para alimentar al Minotauro; sino que destierra a sus hermanos Radamantis y Sarpedón cuando
muere el rey Asterión, es decir, que en Minos predomina el impulso irracional y
desequilibrado del poder sobre mortales e inmortales; desafiando inclusive al
rey de los mares Poseidón. Una muestra de esta patología de hybris,
lo encontramos en un pasaje de la obra teatral de Julio Cortazar
denominado los reyes:
-
Minos. Minotauro, silencio en acecho, signo de mi poder sobre la concavidad del
mar y sus ramos de azules islas. Testimonio vivo de mi fuerza, del filo
abominable de la doble hacha. ¡Sí preso y condenado para siempre! (Cortazar, 1970, P. 11).
David Owen en su obra “En el poder y
en la enfermedad” propone que el síndrome de hybris
es consecuencia de la ambición por el poder. Este síndrome en el caso de Minos
lo enloquece, dándole la convicción de que los dioses cumplirán sus deseos y
que el trono le pertenece por designio divino y no por mandato humano.
Conclusiones
“El
laberinto del minotauro” de Ricardo Córdova; es una alegoría a la melancolía y
a la imposibilidad de encontrar la libertad plena. El pintor recrea el mito
griego del minotauro, pero desde una visión del arte moderno. Bajo la luz de la
teoría psicoanalítica los personajes que rodean a Asterión,
no sólo reflejan ciertos estados de melancolía como producto del desencanto con
la realidad, sino reflejan sobre todo algunas estructuras oscuras del
inconsciente del ser humano.
Córdova
es un pintor que tiene el temperamento melancólico innato. La belleza de su
obra no es puramente formal, sino es fruto de su mundo interior, de su
identidad y de sus sentimientos. La pintura de Córdova es una alegoría a la
melancolía, una tristeza que refleja el mundo del artista y que se exterioriza
de forma silenciosa en su arte.
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